hernández. El jugador se desespera en el banquillo al ver que su lesión parece grave - Dino Gelabert

TW
0

Burgos amanece, por enésimo día consecutivo, empapada en un sol menos habitual de lo que parece por unas tierras frías. Parece como si el clima celebrara también, como lo festejaron las más de 3.000 gargantas que el miércoles inundaron el polideportivo municipal de El Plantío, que tienen la ACB a tiro de piedra. Pero esa pedrada les puede resultar más compleja de lo que se puedan imaginar. Cuarenta minutos pueden ser una eternidad y pesar como la losa más pesada si el encuentro se complica. Porque se les va a complicar.

En el hall del hotel Abba, cuartel general del ejército de Paco Olmos, ayer se respiraba un optimismo embriagador. Jugadores, cuerpo técnico y presidente sonreían como si escondieran algo más que un as en la manga. Una escalera de color, quizás. Ya saben lo que se van a encontrar esta noche y saben como lidiar la faena. El ambiente será duro, sí, pero el miércoles tuvieron la victoria tan cerca que tropezar dos veces en la misma piedra es una opción que ni se contempla. Y mucho menos entre la veintena de aficionados menorquines que no se dejaron amedrentar por la jauría burgalesa. ¡Valientes!

El más madrugador en bajar a desayunar fue Genaro Gil, encargado de la seguridad del club, seguido del presidente, que esperó cortesmente a Manuel Campanero, presidente del Grupo Prasa, patrocinador del equipo. El primer jugador que se dejó caer por el buffet libre fue Cuthbert Víctor, que se zampó un auténtico desayuno de campeones: dos donuts, un par de croisants y algo de café. Al poco apareció Diego Sánchez.

La prepotencia, lógica al tener la serie 2-1 con el factor cancha a tu favor, se dejó ver en la prensa local, aunque de un modo más moderada que entre los aficionados. 'El Autocid acaricia el ascenso a ACB', decían. Y es cierto pero de acariciar a tener hay un trecho, y si no que se lo digan a León, hace cinco años.

Los jugadores gozaron de una mañana libre por Burgos, que cada uno aprovechó como pudo. Algunos pasearon por la Catedral, hermosa, y otros prefirieron descansar. Los directivos, conducidos por Genaro Gil, visitaron Santo Domingo de la Calzada, para desconectar.

el plantío se queda pequeño
Es cierto que Burgos ha cuajado una excelente afición en estos últimos tiempos, una máquina incansable de animar y de achuchar al rival y a los árbitros. Pero el polideportivo se les queda pequeño. Incluso los jugadores acusan la falta de espacio llegando a hacer los estiramientos en las mesas de prensa o en las canastas.

'Nuevo pabellón' es uno de los cánticos que la grada local corea. Más de uno preguntó a la prensa menorquina por el "pabellón de quita y pon" que construyó el Menorca. Todavía es pronto...