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Luces, cámara y acción. El telón se levantará esta tarde en el Pavelló Menorca para gozar del mejor baloncesto de toda la temporada. El partido que decidirá qué equipo cuelga su condición de LEB para ajustarse el smokin de la ACB se jugará en la Isla, tras una batalla épica del ViveMenorca en Burgos y dejará como premio un mar de lágrimas. Algunas de alegría y otras de tristeza. Los dos equipos merecen el ascenso tras una batalla que se ha ganado con derecho propio el adjetivo de histórica. Baloncesto en estado puro. Hospedados los dos en los brazos de dos aficiones muy distintas, a la par que admirables. Por eso, cautela.

Para que el ViveMenorca suba el último peldaño que le separa de la ACB, el primer objetivo que se debe cumplir es que la afición llene de una vez por todas la grada. Luego, a poder ser, que la tiña del color que quiera pero que caldee el ambiente. No basta con hacer ruido, el Burgos sabe jugar con eso y con mucho más. La grada debe animar, cantar, jalear, gritar, presionar y apoyar al equipo. Como ha hecho hasta ahora su homóloga burgalesa.
La segunda condición que se debe dar es que el equipo haga exactamente lo que hizo el viernes en Burgos. Que cada uno de los jugadores se quite el disfraz de persona normal para descubrirse como súper-héroes y llevar en volandas a una afición que está sedienta de ACB. A partir de aquí lo normal es que el guión requiera de improvisaciones porque esta final de LEB Oro no ha repetido argumento en los cuatro partidos disputados hasta el momento.
Por esa y por otras razones, hablar de favoritos podría ser un pecado. De soberbia en caso de apostar por los locales y de lujuria al apuntar hacia Burgos, que no supo hacer efectivo el primer 'match ball' de que dispuso ante su público.

Turner, la incógnita

La participación del americano sigue en el aire. Tras descartarse que padeciera alguna lesión mediante una radiografía, el jugador no creyó suficientes las sensaciones que tuvo antes del cuarto partido. A su llegada ayer a Menorca todavía cojeaba visiblemente, por lo que el jugador tendrá la última palabra a la hora de decidir si entra o no en la rutina de Paco Olmos. La principal baja para los burgaleses es el base Chris Hernández, que se rompió el tendón de Aquiles en un mal movimiento. Este contratiempo ha obligado a Casadevall a dar la batuta al veterano Iván Corrales, que cuajó un partidazo en el tercer envite de la serie.
"La afición tiene la llave", dijo Olmos ayer. Abramos la puerta a la ACB.

El coraje de Corrales y la metamorfosis del Ford Burgos

Cuatro partidos han disputado ya el ViveMenorca y el Autocid Ford Burgos en este play off. Cuatro enfrentamientos que, analizado en frío, les han servido para conocerse mínimamente. La capacidad de acción-reacción que han tenido los dos entrenadores, Paco Olmos para el Menorca y Andreu Casadevall para el Burgos ha propiciado que se viva un duelo que por instantes parece más una partida de ajedrez. El último en susurrar 'jaque' fue el valenciano que el viernes cortó de raíz cualquier aportación que pudiera hacer Corrales en ataque con una defensa directa de Michael Umeh apoyado por Ciorciari.

El duelo en los banquillos se ha visto extrapolado en parejas de hecho que han surgido a lo largo de la eliminatoria y que difícilmente acabarán en amistad. Por ejemplo, Caio Torres y el nigeriano Aloysius Anagonye han bailado hasta la extenuidad. El brasileño, más alto pero menos físico, le logró ganar la batalla al gigantón del Burgos el viernes, cerrándole el pasillo central y cazando más rebotes.
Pero sin duda la final está marcada por la baja de Chris Hernández, el timón burgalés, que se lesionó al inicio del segundo partido. Este contratiempo ha obligado a Casadevall a darle los galones a Corrales, que firmó un gran partido el miércoles pero muy discreto el viernes.

Pero además de exigir a Corrales un esfuerzo físico enorme, a sus 36 años ha jugado casi 30 minutos en los dos últimos partidos, también ha trastocado los planes de Casadevall, que en un plazo tan corto de tiempo ha tenido que reconvertir al escolta Jesús Castro en director de juego para llevar al equipo.

Pero para que el Menorca cubra la etapa que le falta y poder subir a ACB debe mantener su nivel defensivo. 65, 69, 69 y 57 son los guarismos en contra que ha recibido hasta el momento. Si consigue, como viene haciendo, cortar la aportación defensiva de Morley y Miguel, seguro que habrá trazado una gran parte del camino de regreso.