AL TIMóN. El capitán Mikael Creach en plena maniobra junto al armador del barco - D.b.

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El 'Moonbeam IV' está considerado como uno de los barcos de época más bellos del mundo, no sólo por su exterior sino también por sus lujosos detalles. Su vela trapezoidal que lo identifica como un cutter áurico y sus 35 metros de eslora hasta el botalón, están impregnados de glamour ya que el príncipe Rainiero de Mónaco y Grace Kelly disfrutaron de su luna de miel a bordo después de contraer matrimonio el 18 de abril de 1956 en la catedral de San Nicolás del Principado. Durante estos días ha estado participando en la séptima edición de la Copa del Rey de Vela Clásica y de hecho, tenía serias aspiraciones a ganar en su categoría de Grandes Barcos si no fuera porque el segundo día de competición tuvo problemas con la radio y erró en la salida. El sábado no hubo regata porque la tramontana lo impidió, pero tuvimos la oportunidad de salir a navegar con él hasta Son Bou. Una experiencia inolvidable surcando la costa sur de Menorca en una aventura que nos permitió contemplar al velero en su esplendor, con una tripulación contagiada de ilusión y desafiando, a la vuelta a puerto, vientos de 35 nudos y un oleaje de casi 2 metros.

LA LLEGADA A BORDO
Subir a un gran barco clásico, cargado de historia como el 'Moonbeam IV', emana respeto y al mismo tiempo un cierto privilegio por tener bajo los pies una maravilla de la navegación que en estado puro, sin movimiento, en el pantalán, simplemente impresiona. Será porque subimos descalzos y el contacto con la teka es único, será por el silencio que nos pide a primera hora el capitán Mikael Creach ya que el armador se encuentra durmiendo en su camarote y por lo tanto, debemos dirigirnos hacia proa en sigilo, parece que se inicie toda una liturgia desde el primer momento. La tripulación habitual del barco es de seis personas pero hoy, como estaba prevista la competición, seremos veinticinco. Cada uno de los marineros alistados, con sus vivencias y experiencias aunque me confiesan que cuando no conoces un barco, no sabes cómo reaccionar, estás en tensión. La mayoría se han conocido estos días en Menorca ya que resulta frecuente en las regatas que se recluten voluntarios para ayudar durante la competición. Como que el viento sopla fuerte, las caras que observo son también de decepción ante la probable suspensión de la regata pero lo que nadie sabe todavía es que por la mente del capitán planea salir a navegar para el disfrute de todos.

UN POCO DE HISTORIA
'Moonbeam IV' fue el último y mayor de los 'moonbeams' construidos entre 1858 y 1920. Es un cutter áurico clásico diseñado por el renombrado William Fife III y construido en los astilleros Fife & Sons de Escocia en 1914. La Primera Guerra Mundial impidió que no fuera botado hasta 1920. Fue uno de los 'cutters' más competitivos del siglo XX y ganó la prestigiosa Copa del Rey británica de 1920 y 1923, disputadas en Cowes. En 1960, el príncipe Rainiero lo vendió a Hannibal Scott quien lo dedicó a chárters en el Mediterráneo, pero se fue deteriorando. En 1995, sus actuales dueños lo encontraron en Grecia y decidieron restaurarlo. El 'Moonbeam IV' fue trasladado a Birmania en abril de 1999 y en julio de 2002, volvía al agua viajando a Auckland (Nueva Zelanda) para los actos de la Copa América. En el invierno de 2005 fue llevado a Túnez para un reacondicionamiento y desde el 2006 compite en el Mediterráneo. Sus últimas victorias han sido en Les Voiles d'Antibes. Su base actual está en la Costa Azul y es uno de los pocos supervivientes de la época dorada de la navegación.

UN SUEÑO EN ALQUILER
Si el bolsillo nos lo permite y el sueño no nos lo frena, este magnifico velero también se puede alquilar para vivir un día, un fin de semana o una semana entera. Desde 8.000 euros hasta 45.000 podremos pasearnos desde la Costa Azul a Italia a través de la Isla de Elba, Córcega o Cerdeña, o incluso a la carta para diseñar nuestra propia ruta por el Mediterráneo. Ofrece a sus huéspedes confort a bordo con todo lujo de detalles, aire acondicionado, equipo multimedia, equipo de música o toldos de cubierta. Los tres camarotes, todos de caoba de palo de rosa, cada uno con su propio cuarto de baño, son un hotel flotante.