Baloncesto. Los dos equipos se fotografiaron juntos al término de la competición sobre el mismo escenario de los partidos - Carles Mascaró

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Menorca sentó cátedra, una vez más, en baloncesto femenino y se colgó su tercer oro consecutivo en otras tantas participaciones. Fue la primera de las tres medallas de oro que se sumaron en la mañana de ayer.

El trío lo completaron Joan Bagur, en tiro al plato, y Ruth Moll, en la prueba de BTT de Cross Country, donde logró, tal y como predijo en las páginas de este diario ayer, subirse a lo más alto del podio.

No sólo eso, sino que la ciutadellenca se impuso con una diferencia aplastante ante la que nada pudieron hacer sus rivales.

Bagur por su parte se colgó la tercera persea en estos juegos, igual que Ruth, lo que los convierte en los deportistas más destacados. Además, la expedición menorquina logró otras cinco medallas, hasta llegar a las 28 con las que supera su registro en Aland.

Rebeca Molero, en tenis femenino, no tuvo ninguna opción contra su rival en la final individual, y cayó ante Gibraltar (6-0 y 6-0), acabando muy satisfecha su primera participación en unos IGA.

En tiro de precisión, Llorenç Mercadal completó la excelente labor del día anterior y se coló entre los tres primeros para acabar con un bronce que significa su segundo metal en esta edición.

Diego Escudero, que protagonizó una excelente carrera en BTT al remontar de la última posición a la sexta en BTT el martes, ayer vio premiada su buena labor con un bronce que además sirvió para que el conjunto se colgara la medalla de bronce colectiva.

Pero la persea más madrugadora fue la que lograron las chicas del volei que tuvieron que emplearse a fondo (3-0) contra Aland para lograr igualar la clasificación obtenida en esos juegos, precisamente, y que hace justicia al gran juego desarrollado por las pupilas de Bep Llorens, un equipo con mucha progresión, a lo largo de este torneo.

Pasión en el baloncesto

La final del equipo de baloncesto fue de los eventos deportivos más seguidos. Menorca, que controló de principio a fin, contó con el esporádico apoyo de un grupo de deportistas de Wedtern Islands que se volvieron fanáticos de las chicas de Migue Fernández y Toni Pons. Su entrega fue tal que acabaron cantando "yo soy menorquín" con un acento peculiar, al igual que la mitad del pabellón.

Un gran éxito para las chicas que han sido un ejemplo durante toda la competición.