Su rincón. La nadadora es feliz en agosto en Es Murtar - Javier

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Ona Carbonell ha desarrollado un superpoder, el de sonreír ante cualquier situación. En la piscina, como miembro de la selección española de natación sincronizada, en los estudios, cursa diseño en la Escuela Superior de Diseño en Barcelona, y en la vida, que a los 14 años le presentó una oportunidad que no podía rechazar y que le hizo madurar a marchas forzadas.

Un sacrificio del que hoy, a los 21 y un puñado de medallas después, está orgullosa y más tras los últimos resultados. En julio disputó el Mundial de Shangai, donde obtuvo cuatro medallas de bronce, de las seis que logró España, y en donde brilló junto a Andrea Fuentes en el dúo. Ahora la mirada únicamente la tiene puesta en descansar en Menorca, en su rincón preferido, Es Murtar, donde hoy festeja el cumpleaños de su hermano, al que quiso felicitar mediante esta entrevista, mientras de reojo mira a los Juegos Olímpicos de Londres y el Mundial de Barcelona de 2013.

Carbonell, como toda la natación española, está contenta de los éxitos que está obteniendo el equipo en los últimos tiempos. "La verdad es que estamos malacostumbrando a los aficionados porque ahora si ganamos un bronce parece que es para estar decepcionados y el Mundial en Shangai era el más duro con diferencia", comenta la nadadora, que se muestra muy ilusionada con la siguiente cita internacional, los Juegos Olímpicos de Londres, y el Mundial de natación de Barcelona, donde aspira a que el equipo luche por la medalla de oro.

La nadadora, que acude cada agosto a Menorca desde que nació, no tiene tapujos a la hora de declarar que "España es la mejor selección del mundo en el aspecto artístico", motivo por el cual derrochan tanta pasión en cada uno de sus números. Carbonell entró en el CAR de Sant Cugat con 14 años.

"Fue duro y arriesgado porque nunca antes una nadadora tan joven había entrado en la selección pero fue la decisión acertada, aquí estoy y ahora, con 21 años, estoy más preparada que otras compañeras". Desde luego, no fue una decisión precipitada, aunque a veces eche en falta ver más a la familia y llevar los estudios de una forma más normal.

La catalana, que ya no está interna en el CAR y que tuvo que madurar a marchas forzadas, está llamada a ser la sustituta natural de Gemma Mengual, un referente en todo el mundo en la sincronizada, un rol que no le asusta pero que matiza: "Nunca lo he llevado como una presión sino como un aliciente para seguir trabajando, me encanta ponerme retos y, lo más importante, conseguirlos, pero no intentaré suplir a Gemma sino estar a la altura siendo yo misma".

Ahora recuerda con especial cariño sus inicios, donde debía convivir con compañeras que le doblaban la edad, un handicap que lidió sin problemas y que le ha llevado a ser una aspirante a estar entre las mejores nadadoras sincronizadas del planeta, un adjetivo que no teme. "Con 14 años me tomaba todo lo que me decían muy a pecho, tanto si era una corrección como si era un halago, y ahora soy consciente de la gran presión que hay y lo llevo mucho mejor".

Carbonell confiesa que España cuenta ahora "con un equipo muy majo, de los que más conjuntados está y en el que todas nos ayudamos mucho, a pesar de que hay competencia entre nosotras, algo que es fundamental para que el nivel suba". Y debe subir porque las posibilidades de que la selección opte a medalla de oro en Londres son reales.

"Debe ser nuestro objetivo, ha habido un cambio generacional y ya lo hemos asumido, ahora hay que aprovechar que la Olimpiada es en Europa, algo que nos beneficia, y que el Mundial será en 'casa', Barcelona, con el público a favor.

Es Murtar cobija, hasta final de mes, una de las grandes joyas del deporte español.