Menorca. Arriba Juan Bravo colocando una bandera española con identificación menorquina en el Estadio de Gdanst, y abajo con un grupo de irlandeses

TW
0

Ganamos a la República de Irlanda con facilidad. No se esperaba otra cosa por parte de todos. Los irlandeses así nos lo decían por las calles antes de empezar el encuentro. Su partido en el que podían aspirar a conseguir la clasificación era el que jugaron contra Croacia.

El camino para ser primeros del grupo C está casi cubierto. Bastante fácil. Realmente parece menos difícil quedar eliminados que ser segundos de grupo. Esperemos que mañana se cumpla el pronóstico y que viajemos a Donetsz para el partido de cuartos de final. Lo previsto desde diciembre. El partido contra Croacia lo vamos a ver en Menorca.

Volviendo al de Irlanda, destacar el ambiente que da la afición irlandesa a cualquier partido. Es incansable tanto en el campo animando, como en su consumo de cerveza. Es tremendo ver como beben durante los días previos al partido, el día de encuentro y después de éste, interrumpido solamente dos o tres horas por la prohibición que hay en los estadios de consumir alcohol.

Una vez fuera del estadio había que ver como estaban los bares de nuevo en Gdansk a la media hora de haber concluido el encuentro. Yo creo que si en el campo había unos 20.000 irlandeses, habría unos miles más que se quedaron viéndolo en la Fan Zone y alrededores. Quiero destacar, no obstante, el gran comportamiento de todos los irlandeses. Eso viene ya en su carácter. EDs una satisfacción compartir estos partidos con ellos.

El espectáculo de cánticos que ofrecen es único en el mundo. La variedad de canciones contrasta con los nuestros, con los que cualquier palabra que pensamos conseguir hacer una rima corta e imprevisible.

Finalizando el partido en el estadio y ya con 4-0 en contra los irlandeses cantaban una canción patriota que es como un himno no oficial, mientras los aficionados españoles aplaudían el espectáculo.

Después del encuentro y tras una cola, de nuevo, tremenda, cogimos el tren que nos llevó al casco antiguo de Gdansk donde teníamos el coche aparcado desde la mañana y tomamos la carretera hacia Varsovia. Unas 7 horas de viaje otra vez, es decir, toda la noche conduciendo turnándonos al volante. La carretera, como en la ida, desastrosa por no estar acabada. Mucho trafico y velocidad controlada a 70 Kms hora, alargan este trayecto mucho más tiempo del normal. Sin multa esta vez.

Estamos cansados. Por la mañana, al llegar pronto a Varsovia pudimos pasear con el coche por todo el casco antiguo de manera tranquila. De allí, nos fuimos al aeropuerto para volver vía Barcelona a Menorca.

Gdansk se queda atrás. Una ciudad muy bonita donde el día a día del fútbol de esta Eurocopa no deja llegar a conocer realmente el espíritu de la gente de la ciudad. Completamente desbordada por estos treinta o treinta cinco mil aficionados que hacen que la villa no sea lo que va a ser dentro de un mes. Comerse un hot dog y tomarse una cerveza era tarea difícil y de tiempo. Ver los suelos de esta ciudad vieja alrededor de los Kioskos que acogen a la afición no tiene desperdicio, valga la broma.

Hay tantas cosas más que contar de estos seis días en Gdansk y alrededores, que no acabaríamos nunca.

Ya en el avión hacia Menorca ver desde el aire la isla, su belleza por la costa sur, no tiene precio. Oír algún visitante sus comentarios al respecto de la maravilla natural es una verdad real y gratificante.

Veremos qué nos depara la jornada de mañana en nuestro grupo C y qué itinerario nos destina para el Jueves. Es decir, saber qué habrá que hacer y dónde ir, a Donetsz, Donetsz o Kiev y Varsovia, en cuartos de final y semifinales respectivamente, antes de la final en Kiev el 1 de julio. Yo creo que será lo primero y ante Inglaterra como rival en cuartos.