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Esperado por ellas o no, lo cierto es que el recibimiento que familiares y amigos de Cap d'en Font y Es Murtar dieron a las medallistas olímpicas de la Selección Española de natación sincronizada Irene Montrucchio (bronce en equipo) y Ona Carbonell (bronce en equipo y plata en dúo) a su llegada al Aeropuerto de Menorca estuvo lleno de alegría y emotividad.

"Estamos muy contentas de estar en Menorca... Es como una salvación después de tanto esfuerzo, como una recompensa poder disfrutar de las playas, de la gente de la Isla y de las medallas", decían casi al unísono las dos protagonistas al departir con los medios y sin separarse de unas medallas que han logrado con tanto esfuerzo.

"Estas medallas ahora se disfrutan muchísimo. Era el objetivo, una plata y un bronce increíbles... Pero queremos desconectar, descansar", incidía Irene, aunque, por supuesto, la experiencia vivida no se olvida fácilmente. "Ha sido una competición muy emocionante, muy reñida con las chinas... Creo que todavía no somos conscientes del todo de tener una medalla olímpica. Nos falta tiempo para asimilarlo", reconocían.

Más objetivos. Llegará el Mundial en casa el próximo año. "El objetivo será superar a las chinas en equipos y a las rusas en dúo. ¿Por qué no? Pero lo difícil es mantener el nivel", indican. Un nivel que al que únicamente se puede llegar con duro y continuado trabajo, algo que dirige la seleccionadora Anna Tarrés. ¿Es muy dura? Respuesta con sonrisa pero sincera. "Es muy dura, pero para estar a alto nivel es necesario. Ha hecho un gran trabajo, como nosotras. Parece que no tiene límites. Saca lo impensable de nosotras. Ser medalla nos ha dado mucha repercusión y nos hemos sentido muy apoyadas".