Embajadora. Ona se considera una embajadora de la Isla y no duda en hablar maravillas de Menorca y su gente - Javier

TW
0

Caminando en esta aventura que es la vida uno se encuentra problemas constantemente en forma de piedras gigantescas. Ante la adversidad, la opción más cómoda es resignarse, cambiar de rumbo para evitar el obstáculo y seguir andando, pero no es el caso de Ona Carbonell. La nadadora sincronizada catalana ha hecho historia este año al ser la primera mujer que gana siete medallas en un Mundial. Tres bronces y cuatro platas es el resumen de su participación individual y colectiva en el Mundial de natación de Barcelona. Un torneo al que llegó con apenas cuatro meses para preparar su actuación solitaria y que la erigió como líder del equipo en un año en el que su disciplina se ha visto salpicada por la polémica destitución de la seleccionadora Ana Tarrés. Ante esta adversidad, Ona decidió ejemplarmente agachar la cabeza y seguir trabajando porque sencillamente era lo correcto.

Ahora descansa en la cala mahonesa de Es Murtar, donde repone energías tras dos años muy intensos con el objetivo para el próximo curso de vivir como una chica normal disfrutando de la carrera de diseño en la univesidad, la familia y los amigos. Los placeres cotidianos a los que prácticamente renunció a los 14 años para incorporarse a la selección española de natación sincronizada. Desde entonces, ahora tiene 23, lucen en la estantería de su casa hasta 25 medallas entre los Juegos Olímpicos, Mundiales y Europeos de natación. Una decisión arriesgada que valió la pena. Una vida ejemplar que bien vale estas dos páginas. Un placer conocerla y charlar con ella.

¿Satisfecha o muy satisfecha?
Muchísimo (Sonríe). Difícilmente podría haber salido mejor. El Mundial ha sido una gran experiencia y, dejando los resultados a un lado, ha servido para aprender, crecer y disfrutar. Ha sido muy especial.

Es la primera mujer en la historia que logra siete medallas en un Mundial de natación.
Estoy muy contenta porque en realidad ninguna mujer ha conseguido siete medallas en ningún Mundial de ningún deporte. La verdad es que no sabía que existía este récord y me ayudó porque me quitó de encima la presión. Sabíamos que ganar siete medallas era posible, aunque muy difícil, y en el equipo optamos por salir a disfrutar porque las medallas no dependen únicamente de nosotras. Querer hacer disfrutar a la gente nos quitó mucha presión porque al fin y al cabo estábamos en casa y ante nuestro público.

¿Se lo esperaba?
No lo sé. Sabía que podía pasar y salí a luchar al máximo por cada una de ellas pero en realidad era muy difícil. No lo pensé en exceso.

¿Alguno de los bronces le pareció que debió ser plata?
Bueno... En el solo iba a por la plata, aunque las tres nadadoras que subimos al podio estábamos muy igualadas y podía pasar cualquier cosa. Hubo un par de aspectos que no me beneficiaban, como el estatus de cada país, era la primera vez que hacía esta prueba sola, era la nadadora más joven y los jueces era muy exigentes. Opté por disfrutar y hacer disfrutar, la actuación era con la música de Barcelona '92 de Montserrat Caballé y Freddie Mercury y muchísima gente en el Palau Sant Jordi se emocionó.

¿Qué le ha separado del oro?
Mi juventud para ser solista. Además solamente he podido preparar la prueba en cuatro meses y ha sido muy difícil. Cuando tenga más tiempo para preparar la actuación y la gente me conozca más internacionalmente como solista podré intentar luchar por el oro.
Admite que es joven pero le ha tocado ser la líder del equipo. ¿Ha sentido presión?
La presión se la pone uno mismo. En mi caso hace muchos años que estoy en la selección y es cierto que soy joven pero hace mucho que convivo con esta presión. La gente cuando me ve con 23 años acostumbra a fijarse en el palmarés pero en realidad llevo muchos años. Con 14 años ya competía en el Mundial y llevo cuatro. Soy joven pero he acumulado mucha experiencia.

La polémica surgida en torno a la figura de la exseleccionadora Ana Tarrés han hecho que no fuera el mejor año para preparar la competición.
Ha sido muy duro por la presión deportiva, mental y física. Una solista necesita tres años de preparación para competir en un torneo importante. No es lo mismo que nadar en equipo o en dúo. Gemma Mengual o Andrea Fuentes tuvieron mucho más tiempo. Yo solamente tuve cuatro meses y por eso las medallas que he logrado son tan importantes para mí.

Por un momento el equipo se dividió. Unas a favor y otras en contra de Tarrés. ¿Cómo lo vivió?
A mi me coincidió de viaje por la India y no fue hasta mi llegada que fui más consciente de todo lo que pasaba. Andrea Fuentes por ejemplo dejó el equipo. Hubo malos entendidos. Todas estas polémicas han servido para unir más a todo el equipo y que pudiéramos luchar por un objetivo común. Las adversidades te hacen crecer. Ha sido un año muy difícil. Porque hemos convivido con las exigencias del propio deporte y, además, las polémicas del entorno. Desde el primer día nos centramos en el agua.

De toda crisis se saca algo positivo. Además de la unión, ¿qué ha obtenido?
El camino hasta el objetivo ha sido tan difícil que cuando hemos conseguido el éxito todavía ha sabido mejor. Quizás las medallas no hubieran sido tan especiales si hubiese sido más fácil. A parte he aprendido mucho. Sé como no quiero ser, como quiero actuar en mi vida, como puedo superar cualquier adversidad a partir de las ganas, la ilusión y el trabajo. Cuando estás en el punto de mira te encuentras gente que va a por ti y otras que están contigo. Hay que estar centrado en lo que crees. Todas las del equipo hemos confiado en nuestras opciones desde el primer día y ha propiciado que lográramos todo lo que hemos conseguido.

¿Cuál es el precio real de estas siete medallas?
No solo son las medallas, que es algo histórico. Estas medallas ni son mías, ni del equipo, son de mucha gente. No lo habría logrado sin el resto del equipo, sin las entrenadoras, las familias, los amigos, los médicos, los fisios y toda la gente del Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat. Me hace muy feliz que la competición haya sido en Barcelona porque todo el mundo ha podido disfrutar de las medallas que no son mías, son de todo el mundo. Este equipo ha aceptado a todo el mundo y ha dado prioridad a cada uno, desde la reserva al fisio. Todos hemos sido importantes para que este proyecto saliera adelante. He disfrutado más que nadie.

Los últimos cuatro meses habrán sido durísimos. ¿Cómo era su día a día?
Me despertaba a las 7.30. De las 8.30 a las 10 hacía pesas en el gimnasio y entonces me tiraba al agua hasta las 14 horas. Comía y a las 16 volvía al agua hasta las 20 o las 21 horas. Cenaba y a dormir. No hacía nada más. He tenido que dejar la universidad a un lado. Es el riesgo del deportista, lo das todo sabiendo que puede no funcionar o bastar.

Llegó a la selección con 14 años y 25 medallas después, entre Juegos Olímpicos, Mundiales y Europeos, sin duda ha merecido la pena
Bastante (Sonríe). No me lo esperaba cuando entré en el equipo. Las medallas son importante porque luchamos por ellas pero yo me quedo con todos los momentos que hemos vivido hasta alcanzarlas. Dentro de unos años me acordaré de todas las experiencias buenas y malas de este año, todo lo que hemos vivido juntas, de ver a 10.000 personas en el Palau Sant Jordi coreando mi nombre...

¿Dónde está su límite?
No lo sé. Voy año a año, es un deporte tan duro que nunca se sabe. Me queda mucho por aprender y mejorar. No creo que haya límites en la vida.

¿Y cuál es su próximo objetivo?
Disfrutar de las vacaciones en Menorca... (Ríe). Este año será distinto. El año olímpico fue muy duro y el 2013 debía ser el de descansar pero como había el Mundial en casa ha sido todavía más exigente. Este año debo ir a la universidad, estar con la familia y los amigos, independizarme... He tenido dos años sin vida apenas y el desgaste psicológico ha sido brutal. Me toca ser una chica normal (Sonríe).

¿Se puede mejorar algo?
Siempre. Personalmente me queda mucho por aprender en la sincronizada. Mi cuerpo y mi mente pueden dar mucho más. También tengo ganas de invertir tiempo en mi carrera, el diseño, que me encanta así como en la familia y los amigos.

Natación sincronizada a parte, ¿qué valoración hace del Mundial?
No me esperaba que la gente estuviera tan involucrada ni que fuera tan bien. Los resultados deportivos han sido inmejorables, los resultados mediáticos han sido geniales porque los medios se han volcado y los resultados humanos, igual. Ha sido bestial.

Se puede decir que el verdadero ganador ha sido la natación.
El deporte en si y la delegación femenina porque todas las medallas las hemos conseguido las mujeres. Estamos demostrando que cuando nos dan herramientas de trabajo respondemos con resultados. Hace años que los clubes y las federaciones confían en nosotras y nos dan facilidades. Esto ayuda.

Dentro de los momentos especiales, el de preparar la coreografía al ritmo de la canción de los Juegos de Barcelona debe haber sido muy intenso.
Era un reto muy difícil porque es una canción tan especial que no sabía si yo estaría a su altura. Era una apuesta muy fuerte porque o salía muy bien o salía muy mal. Como catalana también fue especial y exigía una presión añadida porque recordaba las olimpiadas de Barcelona. Conocí a Montserrat Caballé y, la verdad, estaba asustada.

Afortunadamente todo salió muy bien.
Lo que dice, como catalana debió ser una responsabilidad.
Todo el mundo asociaba mi nombre con el Mundial de Barcelona. La canción de Barcelona en el solo. Todo cuajó.

¿Qué es para usted Menorca? Tiene una terraza envidiable...
Es media vida. Desde que nací vengo cada verano y si puedo otras veces durante el año. Las entrenadoras me aconsejan que venga a la Isla porque sin estas vacaciones no podría afrontar la temporada. Es una Isla mágica, la gente es increíble y Es Murtar es preciosa. Llego a Menorca y se me quitan las ganas de hacer cualquier cosa.

¿Qué le aporta Menorca?
Tranquilidad, reposo, disfrutar con mi gente y con la gente de aquí. Me lo paso muy bien, me encantan las fiestas de pueblo. Me aporta todo lo que necesito.

¿Se considera una embajadora de la Isla?
Por supuesto. Soy una embajadora total y de las primeras. Siempre que puedo hablo de Menorca aunque voy con cuidado para que no venga más gente en agosto (Bromea).