Juventud. La tripulación del Manitou es la más joven del circuito - Nico Martínez

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No todo el mundo ha tenido el privilegio de surcar los mares a bordo del barco presidencial de John F. Kennedy. El menorquín Alberto Saiz forma parte de la tripulación de un velero de leyenda. Con tan sólo 19 años ya es Primer Oficial del Manitou. Comenzó a navegar en esta joya del mar, construida por MM Davis en 1937, el pasado abril. Pocos meses a simple vista, pero tiempo más que suficiente para un curtido joven entusiasta de la vela clásica.

Saiz nació en Madrid, pero vive en Ciutadella desde niño. "Mis padres me apuntaron a los típicos cursos de verano en Es Nàutic. Tenía 6 o 7 años, y hasta ahora. He crecido para ello y quiero vivir por ello. No me veo, por decirlo de algún modo, trabajando en una oficina", afirma tajante.

Se inició en la alta competición el año pasado. Esta es su tercera Copa del Rey de Barcos de Época Trofeo Panerai. En anteriores ediciones navegó a bordo del buque menorquín Cami II y en el italiano Dulcinea. Hasta la fecha puede afirmar que el Manitou es la embarcación más importante en la que ha navegado. "Destaca la robustez que tiene, es un barco duro, así que despuntamos cuanto más viento hay", señala.

Tal era el uso del Manitou por parte de JFK, que en la época le llamaban la "Casa Blanca Flotante". Este menorquín asume con ilusión el reto de gobernar la nave en la que navegaron John y Jackie Kennedy. Reconoce que es un privilegio poder formar parte de su tripulación, pero subraya que ante todo lo que hace es consecuencia directa de su pasión por el mar.

"La nuestra es la tripulación más joven del circuito, el capitán tiene 30 años y yo soy el primer oficial más joven. Los otros regatistas cuando me ven me dicen: "¡Qué pasa enano!", declara. De hecho, su aspecto es el propio de un chaval de su edad, si bien el matiz de que comanda un precioso velero con mucha historia es importante. Un hecho chocante, pero efectivo en el campo de regatas.

Hasta la fecha los resultados del Manitou han sido muy buenos. "En España no hemos bajado de podio. En Barcelona quedamos segundos; en Port Adriano, primeros; en Palma, segundos; y en Alcúdia, terceros". Estos días el reto de Saiz en aguas de Maó pasa por quedar bien posicionados y poder batir al Argyll (1948) con el que dice tienen "un duelo encarnizado". "Hemos venido al Trofeo Panerai con el deseo de resolverlo pues los dos contamos con 7 puntos", afirma ambicioso.

Ya metidos en faena, en el campo de regatas, Saiz asegura que lo más complicado es defender a los barcos más pequeños. Aunque arribados a puerto, a pie de pantalán se olvida el aspecto deportivo. "Fuera del barco todos somos una gran familia", explica. Está encantado con su vida a bordo, no obstante deja claro que no es –como muchos piensan- 'coser y cantar'.

"Es muy bonito verlo desde fuera, pero siempre hay maderas que barnizar, cubiertas que limpiar, velas que colocar… Al principio de la temporada, cuando toca mantenimiento, le dedicamos 9 horas diarias", indica. Un trabajo duro que desaparece por completo de su mente cuando experimenta la sensación de libertad que le da el mar. Es lo que siempre ha soñado.

El joven regatista disfruta de esta X Copa del Rey de Barcos de Época Trofeo Panerai por partida doble. Al porte deportivo se le suma el hecho de que compite en casa. "Participar en una regata de esta categoría en mi tierra, Menorca, es un lujo". Su meta es ganar el reloj Panerai y hacerse con el prestigio de una de las regatas más difíciles que hay. "Aquí es donde se dan cita los barcos más competitivos", acaba. Sus palabras revelan que su sino se escribe con letras saladas.