Físico. Arcay se ha propuesto mejorar su fuerza y su potencia de cara a su viaje a Inglaterra - Javier

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En realidad, un jugador de rugby no sabe si disfruta más atacando o defendiendo. Cuando toma el oval con sus manos y lo abraza como el tesoro más preciado, debe buscar la zona de ensayo rival entre un ejército de brazos que intentarán frenarlo a cualquier precio aunque de forma noble.

Si su función está en la retaguardia, evitará cualquier contacto con la pelota que no sea estrictamente necesario porque su función, sencillamente, consiste en destruir el juego del adversario. Así de simple, así de puro. La honestidad que rodea a este "deporte de villanos practicado por caballeros", hipnotizó hace pocos años a Arcay Nicobara Gelabert, que colgó las botas de fútbol en una decisión que ahora le llevará lejos de la Isla.

A sus 18 años, este talonador o flanker, probará fortuna en la tercera división inglesa, en las filas del Lincoln Rugby, una categoría semiprofesional mientras intenta abrirse camino hacia el profesionalismo.

"El rubgy me completa, en el día a día soy una persona alegre que siempre sonríe, y el rugby me aporta seriedad y sacrificio y sirve para que me desahogue. Aparte hay un compañerismo que no he tenido en ningún otro deporte". Con estos argumentos que expone el mahonés resulta difícil no querer probar. Arcay empezó en Menorca y su buen hacer y unas condiciones físicas ideales le llevaron a ingresar en la Escuela de Tecnificación Balear hace dos años. Ahí cerró su etapa escolar, acudiendo a concentraciones con la selección española, y el curso anterior debutó en Liga Nacional con el Ponent, un torneo que se disputa a lo largo del territorio español.

"Debuté con 18 años y a pesar de que había gente con mucha más experiencia que yo en el equipo acabé ganándome el puesto y siendo titular indiscutible", desvela con un tono sencillo y cargado de modestia. ¿Su posición? "Suelo jugar de flanker o de talonador". Lo que significa para el común de los mortales, 'un perro de caza' que ocupa uno de los lugares del exterior de la melé (la mole de jugadores que empujan todos juntos en algunas jugadas durante un partido con las cabezas juntas) y cuyo cometido consiste en placar la salida rival con la pelota o dar apoyo en caso de que su equipo gane la melé y ataque. Un talonador es el encargado de disputar el balón con los pies en una melé. En cualquier caso, las posiciones requieren fuerza y habilidad por igual.

La decisión de dar un paso hacia el profesionalismo la tomó después de llegar a una concentración con la selección española. "En la concentración vi cuáles son mis posibilidades y que puedo dar un paso más en mi evolución dentro de este deporte, y como tengo un familiar en Lincoln, al este de Inglaterra, he decidido que voy a probar suerte allí".

El día elegido para su marcha es el próximo martes, día 17, donde le esperan en el Lincoln Rugby, equipo semiprofesional de la tercera división inglesa. "Además, tengo gente que me está buscando pruebas en otros equipos de superior categoría pero ahora mismo mi prioridad es mejorar mi físico y, en la medida que pueda, mi técnica", confiesa.

Por si el rugby, que todavía es un deporte minoritario en España, no marchara como desea, hay un plan B. En el centro de tecnificación ha estudiado un curso de monitor de actividades físicas en el medio ambiente y en Menorca este verano ha hecho otro curso relacionado. Otro punto importante en su plan es el de dominar el inglés. "Así como está el trabajo hoy en día, creo que es muy importante saber muy bien inglés por eso quiero aprovechar mi estancia en Inglaterra para conocerlo al máximo y mientras jugar al rugby e intentar llegar a ser profesional", asume Arcay, que en el horizonte admite que le ilusiona la idea de "volver a España, fichar por un equipo potente y colaborar en la promoción de este magnífico deporte".

"Llevo algunos años jugando a rugby y solo me ha aportado cosas buenas, por lo que he decidido que en mi vida siga habiendo rugby". O lo que es lo mismo, coger con fuerza el oval, plantarle cara al presente y al futuro y no dejar de avanzar hasta la zona de ensayo.