Llorens, ayer por la tarde en Brasil, haciendo ya turismo. | Siscu Pons

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Anteayer se cumplía precisamente un año que la nadadora de Ciutadella, Tita Llorens, había logrado la travesía del Río de la Plata argentino, primero de los tres retos que debe adjudicarse la menorquina para hacerse con la Triple Corona Sudamericana en aguas abiertas. Y este mismo 6 de febrero, un año después de su enésima hazaña lograda el pasado 2023, la ciutadellenca se zampó y con nota la Travesía Leme ao Pontal de 36 kilómetros, en Brasil, con un cronómetro final de 13h:47m:21s. O sea, que a Llorens le faltan solamente los 21 kilómetros de la travesía del Río Negro Bariloche (Puerto Blest), en Argentina, para entrar en este selecto grupo de las tres travesías. Un reto que todo apunta a que intentará entre el 12 y 1l 15 de este mismo mes.

La nadadora, desde Brasil

«Estoy bien, tan solo un poco dolorida por el cuerpo y quemada por el sol», decía a «Es Diari» ayer Llorens, tras haber descansado después de su gesta brasileña. Muy feliz pero lamentando que el hecho de salir a la una de la madrugada, «no me fue muy bien, teniendo en cuenta que los días antes de una travesía descanso muy poco. Además, fue prácticamente llegar y echarme al agua», narraba a este diario, con una voz esplendorosa. Y tras una travesía, «en la que tuve de todo. Sí que es verdad que conté con momentos de mucha calma pero no la supe aprovechar lo suficiente. Tener sueño y la oscuridad no me dejaban nadar con el ritmo que me hubiera gustado», admite, confirmando lo expresado a este diario en plena travesía por su marido, Siscu Pons. «El último tramo fue bastante duro pero gracias a la preparación que hago lo logré solventar».

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Y orgullosa, haciendo años y aún nadando sin neopreno y a esta exigencia. «Me sentí bien pero saber que tengo dos travesías tan juntas mentalmente no lo logré visualizar como tocaba», prosigue, insistiendo Llorens en el nadar tantas horas de noche. «No me motivaba lo suficiente. He nadado muchas horas al anochecer– con noches muy duras–, lo que hace que entre al agua con cierto miedo y, encima, un mar que no es el mío e impone no saber qué te encontrarás». De hecho, organización y validadores la informaron que estos días habían visto alguna carabela portuguesa y un tipo de medusas de Brasil. «Tan solo noté plancton que se me ponía dentro del bañador y escuece».

En cuanto al ‘crono’ que hizo entre Leme y Pontal, «reconozco que no fue el deseado pero por las condiciones de los últimos diez kilómetros, está bien. Hubiese podido aprovechar al principio pero no lo hice», analiza, a posteriori. ¿La segunda y última travesía? «Si ahora me lanzo al agua no hago ni 500 metros», bromea, aplaudiendo haber zanjado la primera de Brasil, «tan pronto. Tengo tiempo para recuperar y entrenar un poco. Ahora lo primero será mirar una piscina aquí y hacer algún entrenamiento», cierra, antes de viajar a Argentina a completar el trabajo.