En nuestro planeta 2.200 millones de personas no disponen de agua potable y 4.500 millones carecen de un sistema de saneamiento seguro para el consumo de agua, lo que contribuye a la propagación de enfermedades. Aunque el 70 por ciento de la superficie de la Tierra está cubierta de agua, se calcula que menos del 0,5 por ciento es potable. Este recurso, aunque es vital e imprescindible, no está asegurado; necesita ser conservado y protegido bajo la idea de que no es un bien por el que competir, sino un derecho humano que conservar.