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Antonio Moyano ya ha hecho el camino de ida y vuelta. Comenzó con la figuración, se pasó a la abstracción y, ahora, regresa al patrón figurativo. Recién llegado de Nueva York, el pintor mahonés ha decidido dar trazo a sus raíces. El Convent de Sant Diego de Alaior acoge una serie de 32 obras a modo de reconciliación con la Isla.

Como buen artista plástico multidisciplinar que se precie, Moyano ha sabido adaptarse a los tiempos que corren. "Quiero conservar mi oficio, soy pintor y aparte artista. No tengo reparos en redirigir mi camino para que la gente siga disfrutando de mi arte", comenta. Dicho y hecho. Moyano ofrece una mirada muy personal de Menorca. Pinceladas largas para todo tipo de formatos al óleo. Destacan las panorámicas portuarias, entre éstas la rada de Maó, que considera su musa. La evolución de sus tonalidades no deja de ser curiosa. Los colores llamativos de las primeras obras de esta colección languidecen para dar juego a una exquisitez de no más de cuatro colores. Composiciones poco usuales que distinguen estampas vibrantes.

Ciutadella, Calasfonts, Sa Penya de s'Indio, Monte Toro... Paisajes isleños donde predomina la independencia de quien crea. Un reflejo en el que da cabida a la imaginación porque "todo en esta vida te viene impuesto, y el arte me permite la libertad de elección".