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En mi última lectura, esa que anuncia el final del verano pues las que seguirán en días fríos serán -como acostumbro- más intensas y tochas por aquello de "sálvese quien pueda, vivo en una isla", San Google explica a los empresarios cómo dirigir los asuntos propios y, a ser posible, los ajenos.

El reclamo de una "Google-Cola"en portada, con la fe ciega de que los imperios se contagian, le viene al pelo al libro de uno de los periodistas más conocidos y respetados de Estados Unidos. Jeff Jarvis da una lección magistral al respecto. El archiconocido motor de búsqueda no es sólo una multimillonaria compañía, sino por encima de todo una nueva forma de pensar.

Aunque parezca mentira, aún hay quien se resiste a comprender la magnitud del filón todopoderoso de la Red. Fíjense en la trascendencia de la misma, y a modo de ejemplo gráfico, que mientras redacto este artículo asisto en directo -desde mi Mac- a la semifinal del Eurobasket 2011 entre España y Macedonia.

Como decía, Jarvis da en el clavo en cuanto al revolucionario cambio cultural que ha supuesto Internet. Una ojeada a sus primeras páginas permite darse cuenta de que pese a que la realidad de la era digital está repleta de oportunidades, siempre las acopian los mismos. [Véase el caso del joven Mark Zuckerberg con Facebook; la Craigslist de Craig Newmar; o el de Steve Jobs y su fructífera trayectoria "applemaníaca"].

Uno piensa: "¿Qué sería deellos sin Internet?..., ¿sin Internet, sin Google, sin email, sin WhatsApp, sin Apps, sin ADSL...?". Muy sencillo. Serían como todo hijo de vecino. Con hipoteca, un coche pagado a plazos y, si me apuran, unos buenos madrugones para llevar a sus hijos al colegio, que de tenerlos, irían -con toda la honradez del resto de mortales, o sea la nuestra- a un estupendísimo centro público.

Pero como en esta vida siempre hubo vacas gordas y flacas,llegó San Google y se llevó el ganado, y ya de paso la hacienda entera. Comenzó a engrosar las cuentas de los más listos, perspicaces, vivos, astutos, inteligentes... en definitiva, de los olisqueadores de éxito que se llevaron el mejor trozo del pastel.

Jeff Jarvis, con la concienzuda manera de actuar que sólo tienen los buenos periodistas, ofrece una visión literaria repleta de casos prácticos que convidan a la reflexión. Ahí van algunas: tus clientes son tu agencia de publicidad; lo pequeño es, ahora, grande;si Google dominase el mundo, ypor ende los medios de comunicación, el periódico más leído se llamaría "The Google Times"; y nuestra bebida favorita, como no podía ser de otra manera, sería la "Google-Cola".

Capisci?