En un rincón de la cueva pueden verse varios cráneos semienterrados, y toda la cavidad está repleta de restos humanos, como las mandíbulas que manipula Marta Díaz-Zorita y que se encuentran en un estado de conservación excelente. | Gemma Andreu

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Las investigadoras de la Universidad de Granada que dirigen las excavaciones de la cueva de Biniedrís están a punto de cerrar una segunda campaña muy provechosa. Desde mediados de junio han obtenido varios centenares de muestras óseas, así como numerosos elementos que formarían parte del ajuar funerario de unas cuantas decenas de indivíduos, desde bebés a adultos de hasta 60 años, que fueron depositados allí. Unos materiales que demuestran que los menorquines de hace 3.000 años dominaban a la perfección el mundo de la artesanía, especialmente la madera y los huesos.

La cueva de Biniedrís que en 2013 descubrió el equipo del espeleólogo Pere Arnau, está arrojando información muy valiosa acerca de las sociedades que habitaban la Isla en la antigüedad. Concretamente, entre los años 1200 y 550 aC.

En 2014 se hizo una primera prospección y el año siguiente se realizó la primera campaña de excavación. Ahora, dos años después, se ha hecho la segunda, siguiendo la misma metodología, que ha permitido encontrar un mechón de pelo «pelirrojo o coloreado con un corte perfecto», tejidos, agujas, botones o punzones tallados en hueso, tapaderas decoradas de cerámica, o un aro o un elemento bitroncocónico de bronce.

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