El escritor menorquín, retratado en su espacio de trabajo en Cala Galdana. | T. Coll

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hay algo en el carácter del escritor menorquín Joan Pons (Ferreries, 1960) que le impide dejar en el cajón una novela. «Tengo que trabajar en ella hasta que se publique», comenta el autor al hilo de su regreso a la actualidad literaria con un nuevo título, «Arenal». Un trabajo que sirve de ejemplo perfecto para definir la perseverancia del autor, que tras cerca de una década de trabajo retoma la senda de la narrativa después de haberse pasado temporalmente a la poesía con «L’illa dels arbres vençuts» y haber publicado tres entregas en las que recopilaba las «Pedraules» recogidas en las páginas de «Es Diari».

Y es que Pons lleva sin publicar una novela desde 2010, cuando prácticamente se solaparon dos títulos como «La casa de gel» y «Gossos de pluja», que recibieron los premios Ciutat d’Alzira y Pollença de narrativa respectivamente. Acto seguido se puso manos a la obra con la historia de «Arenal», que en plena crisis económica contaba con el beneplácito de los comités de lectura de su editorial pero no del departamento comercial. «Consideraban que en los tiempos que corrían no podrían alcanzarse las ventas deseadas», relata Pons.

Un contratiempo que le supuso «un pequeño trastorno. Me hizo perder la confianza en mí mismo, y un escritor ha de tener el ego altísimo para escribir una novela», confiesa Pons, quien lejos de rendirse ha trabajado desde entonces en cerca de una decena de versiones de la historia hasta dar con la que finalmente se presentará el próximo 26 de septiembre en Barcelona de la mano de la editorial Neopàtria. «Una novela no sale como de una fuente», explica en relación a largo proceso creativo en el que se ha sumergido.

«Arenal» será la primera incursión de Pons en la novela negra, y para hacer una distinción respecto a todos los trabajos que ha firmado hasta la fecha se ha decantado, «sin ánimo de esconder mi identidad», por firmar con un seudónimo, Joan Aram, un nombre que le gusta por «su fuerza y sonoridad».

En relación a lo que se puede avanzar de la trama, ésta está protagonizada por un policía nacional menorquín, Jaume Ferrer, que se encuentra con los restos de una casa incendiada y tres cadáveres en un arenal que bien podría ser el D’en Castell, «la playa de mi infancia», dice el autor; averiguar la identidad de las víctimas y qué o quién originó el desastre será la misión.

«La novela negra lo que te permite es hablar de la sociedad, en este caso de la menorquina, con sus problemáticas. Existe la idea de que Menorca es un paraíso, pero tiene problemas como pasa en el resto del mundo, algo que muchas veces queremos ocultar pero está ahí», sentencia Pons sobre un trabajo para el que ya tiene escrita una segunda parte.