Experiencia. Gracias a las nuevas tecnologías de impresión en 3D, los asistentes pudieron interactuar con las reproducciones de una amplia selección del material recuperado en los trabajos de excavación y acercarse así a uno de los grupos sociales más enigmáticos de la prehistoria de la Isla | Gemma Andreu

TW
0

«Hay que ver lo que pueden hacer de forma conjunta las palabras y el tacto», comenta la investigadora Auxilio Moreno sobre la experiencia de haber impartido una jornada de divulgación científica dirigida a invidentes y deficientes visuales sobre los resultados arqueológicos del proyecto que desde 2014 codirige en la Cueva de Biniedrís.

«Resulta muy interesante que pese a que no se pueda ver una exposición, las personas tan solo con tocar algunos objetos se puedan hacer una buena idea», comenta al respecto de una iniciativa que surge de la Fundació Rubió i Tudurí Andrómaco con la colaboración de la ONCE.

Cerca de una veintena de personas, con diferentes tipos de diversidad funcional, pudieron conocer un poco más la interesante historia que se esconde en una cueva de la que están saliendo a la luz valiosa información sobre los rituales funerarios que allí tenían hace cerca de 3.000 años. «Es como si lo estuviéramos viviendo», explica Moreno sobre los comentarios que recibía por parte de los asistentes. A las explicaciones de la investigadores se sumó una colección de piezas en 3-D, todas ellas reproducciones de los materiales encontrados en el yacimiento para conocerlos al tacto.

Una experiencia que ha sido muy bien recibida desde la ONCE. Su delegado en Menorca, Borja Rodríguez, destacó este viernes lo «interesante» que resulta acercar el conocimiento a través un actividad cultural «que esperamos sea la primera de muchas otras».