Imagen promocional del pianista menorquín | JJMM

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Pocas veces falla el músico mahonés Kiev Portella a su cita estival con Menorca, y tampoco lo hará este año, invitado a protagonizar este miércoles el tercer concierto del Festival de Música de Maó organizado por Joventuts Musicals de Maó. «Me hace feliz tocar en la tierra donde nací, pero ello siempre implica unos nervios añadidos. Actuar ante gente conocida debería hacerme sentir más arropado, pero también implica más responsabilidad», confiesa el pianista que hace ya 15 años que reside en Tarragona, donde trabaja como profesor en el Conservatorio.

No obstante en esta ocasión, el protagonismo y el peso del concierto estará compartido sobre el escenario del Teatre del Orfeó Maonès por el Cuarteto  Leonor, una prestigiosa formación de cuerda integrada por Delphine Caserta (violín), Bruno Vidal (violín), Jaime Huertas (viola) y Álvaro Huertas (violonchelo). «Nos conocimos hará cosa de tres años después de un concierto suyo», rememora el menorquín, quien el pasado invierno recibió una llamada de la formación para proponerle una colaboración.

La buena predisposición por las partes se ha traducido en un espectáculo que llega bajo el título de «Llums i ombres del Romanticisme». Un concierto que recupera la figura de quienes fueron dos de los máximos exponentes del estilo romántico centroeuropeo del siglo XIX. Estamos hablando de Robert Schumann y Cesar Franck, compositores con actitudes muy diferentes: «El primero representa la luz, el segundo la sombra», resume Portella.

Un recital en el que todo funciona como un dúo, con el cuarteto como si fuera un único intérprete de cuerda, acompañado por el piano, que sobre el escenario queda «un poco más tapado», apunta el mahonés. Es por ello que para lograr conectar de una forma más directa con el público y este pueda comprobar la exigencia que implica la interpretación de las partituras de Schumann Franck se proyectará sobre una pantalla el teclado de Portella.

En relación al difícil momento que está viviendo actualmente el mundo de la cultura, el menorquín reconoce que aprovechó la etapa de confinamiento «para descansar tras muchos años sin parar». «A veces, de los momentos más difíciles surgen las ideas más frescas», concluye.