Caldentey y Gardés, los responsables, respectivamente, de la palabra y la imagen del proyecto. | J.C.

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Que su futuro estaría relacionado con el mundo de las letras, y de la enseñanza, era algo que desde bien pequeño tenía claro Javier Caldentey (Maó, 1999). Licenciado en Filología Hispánica, actualmente cursa el máster de formación de profesorado y en breve será doctorando en Literatura. Pero es noticia porque ha presentado en el Ateneu de Maó la segunda referencia de su bibliografía, en sus propias palabras, una antología de poesía, prosa poética y microrrelatos que lleva por título «Piel de Mímesis» (Amazon, 2022).

Cuando se le pregunta al joven escritor cómo define su nuevo trabajo, la respuesta no se hace esperar. «Poesía ecléctica», un estilo propio que, según argumenta, en su caso abarca tres tipos. La primera de ellas es la poesía «de la experiencia», en la que habla tanto de lo personal como lo ajeno, pero en la que no faltan referencias a los temas de naturaleza ni «los tintes bucólicos».

Por otro lado está la poesía concreta, que con «elementos vanguardistas», se centra en combinar «lo visual y lo espacial creando formas con el texto». Y en tercer lugar, Caldentey habla de la poesía surrealista, esa «escritura automática», en la que simplemente plasma sobre el papel lo que piensa, «tal cual, como si el boli me dominara».

Pero «Piel de Mímesis» es en realidad mucho más que todo eso. La propuesta se complementa con la participación de la artista figurativa menorquina Clara Gardés, quien entró en el proyecto para ocuparse de la imagen de la portada y acabar convirtiéndose en una pieza más de la obra. «Nos dimos cuenta de que tenía cuadros que encajaban muy bien con la temática de los poemas, parecía como si estuviera hechos a propósito», reconoce el escritor, quien sostiene que la aportación de Gardés al proyecto «es un complemento, pero no satélite, sino bastante importante en la obra».

Así, gracias al tándem artístico se consigue uno de los objetivos que perseguía el poeta, «que el contenido no llegue solo a través de la palabra, sino también mediante la imagen; juntar lo visual con lo escrito para que el mensaje cale mejor».

Una antología en la que se adivina un giro respecto a su opera prima, «Confesiones Kafkianas» (Brisa del sur, 2019), una colección aquella de corte más barroco que da paso a una antología «más conceptista» y en la que se deja entrever cierto «erotismo», reconoce el autor.