Clara Peya, la noche del jueves con su banda en el Teatre des Born | Àlex Arroyo

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Clara Peya se define a sí misma como una persona hiperactiva. Se intuye que lo dice en serio cuando se habla con ella y queda totalmente confirmado en el momento en que se la ve sobre un escenario. Parece como si le costara permanecer sentada ante un instrumento que considera como un órgano vital más, el piano; se retuerce frente a él mientras marca el ritmo de la actuación. En un momento dado, se levanta y micrófono en mano charla con el público para acabar confesando que le encanta estar sobre un escenario. Y no cabe la menor duda al respecto tras disfrutar de su paso la noche del jueves por el Teatre des Born, donde aterrizó con su banda como parte del festival Sons de Nit.

La pianista, Premio Nacional de Cultura de Catalunya en 2019 por su trayectoria musical y compromiso social, visitó Menorca con su último proyecto, «Perifèria», el disco número once de su carrera en 13 años (Clara tiene 36). Un álbum que, como ella misma explica, habla de las periferias reales y también las emocionales. «¿Vosotros os sentís centro o periferia?», preguntó al público de Ciutadella. La respuesta fue un poco difusa, y ella regresó a lo suyo, a tocar el piano con ese estilo tan enérgico como minimalista.

Convencida de la función del arte como herramienta de transformación social, aborda temáticas comprometidas en sus letras, pero también poéticas. Y en lo estrictamente musical, a Peya también le gusta transitar por los límites, las fronteras. La pianista lidera una formación que al final se decanta por el pop, con toque electrónico aderezado con la sugerente voz de Enric Verdaguer. Completan la formación Vic Moliner (bajo eléctrico) y DidakFernández (batería). Todos ellos ataviados con el mismo uniforme, un mono blanco atravesado por una raya amarilla. Estética y escenografía futurista, música moderna y mensaje actual.

El grupo repasó todas las canciones de «Perifèria», una mitad en castellano y otra en catalán, en un orden diferente a la del álbum, pero todas ellas conectadas por el característico sonido que Peya extrae de las teclas, una especie de bucle que funciona como hilo conductor del concierto. Un recital que arrancó de forma espectacular con el tema «¿Quién se atreve a hablar?» y que no perdió el pulso durante la hora y media que duró el concierto.

Un recital con un ritmo envolvente de principio a fin, con estallidos de luz y sonido, subidas y bajadas. Puestos a destacar algunos temas, cabría citar canciones como «Huracán», «Ni el mar», «Ha mort l’amor» o «Quan ens crèiem àngels». La sorpresa de la noche fue la aparición de la menorquina Clara Gorrias para cantar «Mujer frontera», un tema reivindicativo sobre las Jornaleras de Huelva en Lucha en el que Peya tomó la voz para rapear parte de la letra.

Una emotiva interpretación de «Si la luna», cantada a cuatro voces, marcó el final de un concierto que, claro está, no podía terminar sin la recompensa de un bis. Como despedida escogieron «Tierra de hielo», una canción del disco «Estómac» (2018) que puso el broche a una noche de música muy magnética.