Simón Orfila, en el Liceu. | DAVID RUANO

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El Gran Teatre del Liceu acogió la semana pasada el estreno de la que sin duda es una de las grandes producciones operísticas de la temporada. Estamos hablando de la versión dirigida por el escultor Jaume Plensa de una de las obras más emblemáticas de Verdi e inspirada en una las historias más conocidas de William Shakespeare, «Macbeth». Un montaje que cuenta con la participación del menorquín Simón Orfila, quien afronta por primera vez esa partitura de Verdi metido en la piel de Banquo.

Cuentan que Verdi sentía verdadera devoción por el dramaturgo inglés, y «Macbeth» la primera historia que tomó como referencia. Como tercer elemento del triángulo, ha entrado en juego ahora Plensa para cumplir con el que dice es un sueño de juventud. Cuando le preguntaron qué título quería dirigir para debutar como director, el creador de las icónicas y gigantescas cabezas humanas siempre lo tuvo claro. En su debut, además de ocuparse de la dirección de escena también, se hace cargo de la escenografía y el vestuario.

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El artista menorquín, con una compañera de reparto, en una de las icónicas figuras de Plensa. | David Ruano

Al respecto, Orfila reconoce que trabajar con Plensa «ha sido un placer, todo un honor» y además «una gran experiencia» por lo que supone estar a las órdenes de «un artista galardonado en todo el mundo». El bajo-barítono de Alaior reconoce que la producción «plásticamente y visualmente es muy espectacular, con mucho espacio en el escenario y grandes figuras de sus obras». Subido precisamente en una de ellas el artista interpreta su aria.

Hasta el 3 de marzo

Orfila reconoce la ilusión que le hace «debutar en otro rol verdiano; son papeles que esperaba desde joven y he esperado a la edad para poder cantarlos, y la verdad es que estoy disfrutando mucho». El artista, repetirá también el domingo y los días 1 y 3 de marzo, para cuando está programada la última función.

El apunte

El menorquín y el Liceu, una historia de amor con 164 funciones

Orfila mantiene su especial relación de amor con el escenario del Gran Teatre del Liceu, donde acumula ya, según el mismo relata, 164 funciones en sus 25 años de carrera. «Volver siempre es un placer, me siento muy bien en él, lo quiero mucho y también a toda la gente que trabaja en él». El futuro inminente del artista pasa por participar en una nueva obra de Verdi, «Nabucco», una partitura que, tal y como explica, implica cierta dificultad para un bajo. El estreno será en el teatro alemán Staatsoper Mainz. Posteriormente se embarcará en la «Gioconda» con los Amigos de la Ópera de Las Palmas.