Una mujer observa una de las obras en el centro de Ciutadella | Katerina Pu

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El arte regresa un verano más a las calles de Ciutadella. Ya se sabe que después de Sant Joan la ciudad comienza un proceso de transformación en su casco antiguo gracias al festival de Street Art que organiza Ciutadella Antiga, que este año alcanza ya su    edición número once. Poco a poco, durante las tres próximas semanas diferentes rincones de la ciudad acogerán los proyectos de los 30 artistas seleccionados para la ocasión.

El arranque de las intervenciones se ha hecho esperar este estío un poco más de lo que es habitual, y la gente lo ha notado. «Estoy muy enfadada porque este año no habéis puesto lo de las pinturas en la calle», recriminó la pasada semana una anciana a uno de los organizadores del evento cultural. «Sabemos que es    algo que la gente espera cada año», explica el gerente de Ciutadella Antiga, Macià Coll, «tanto pequeños como mayores, es un festival muy agradecido para todos los públicos».

Judit Gorrias trabaja en la Plaça des Mercat su obra | Ciutadella Antiga

Entre la cada vez más amplia oferta de festivales «nosotros somos un poco una rara avis», confiesa Coll, quien ahonda en que no se trata «del tipo de festival en el que hay 15 paredes para pintar, es una cita en la que los artistas tienen que moverse y elegir un espacio para sus propuestas».

El Street Art se ha convertido en todo un referente entre los eventos culturales locales y con gancho para los artistas. En la convocatoria de este año se han recibido un total de 46 propuestas entre las que se han seleccionado las que mejor casaban con la filosofía del proyecto.

Un colectivo en el que predominan los autores menorquines o residentes en la Isla, pero al que progresivamente se están sumando firmas que se desplazan unos días a la Isla para dejar su sello en el festival. Un grupo en el que con el paso de los años se está produciendo una rotación con la entrada y salida de nuevos creadores y la apertura de una puerta a nuevos talentos. «Está muy bien que se haya tomado esa dinámica, nos encanta que haya relevo», relata Coll.

La ilustradora Marina Mandarina trabajando en su intervención | M. M.

«Somos un festival pequeño, pero muy popular y que invita a la gente a pasear por la ciudad», añade sobre una muestra que no tiene un retorno económico como otros festivales, pero que sí consigue el objetivo con que nació de dinamizar la actividad en el centro del pueblo.

Y además, una herramienta de promoción para los artistas gracias al efecto multiplicador de las redes sociales. Cada una de las intervenciones cuenta con un código QR que dirige al espectador a una página que se va actualizando en la que se puede encontrar información sobre los autores y también la localización del resto de las obras. Un dinámico y efímero museo al aire libre que cada verano se va renovando con ingeniosas y coloridas propuestas.