Bayarri ha aprovechado la oportunidad que le han brindado de exponer en la Sala Sant Antoni para mostrar al público sus diferentes líneas de investigación artística | Gemma Andreu

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En el argot del atletismo se denomina ‘series rotas’ a un método de entrenamiento que consiste en dividir la distancia correspondiente de la competición en varios tramos. Una preparación habitual para pruebas de fondo, como el maratón, que Batuel Bayarri (Xàtiva, 1988) utiliza metafóricamente trasladando el concepto a su universo creativo, la pintura. Es por ello que ha bautizado la exposición que acaba de inaugurar en la Sala Sant Antoni de Maó «Broken series».

El resultado de una carrera de fondo que arrancó en 2021 cuando se alzó con el Premi de Pintura Ciutat de Maó, que además de una dotación económica, le otorgaba la posibilidad de exhibir su obra en un espacio municipal. Tras dos años de intenso trabajo, ha llegado a la meta que perseguía. «Ha sido duro, pero estoy muy contento. Quería que hubiera mucha obra, el objetivo era llenar la sala».

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Y lo ha logrado con las 29 obras que cuelgan de las paredes de Sant Antoni. En realidad, en  «Broken series» hay varias exposiciones en una. O al menos diferentes proyectos de investigación en los que ha aprovechado para experimentar con diferentes técnicas. Solo dos piezas son antiguas, el resto nacen del desarrollo de varias líneas de trabajo que durante distintas épocas han ocupado el universo creativo de Bayarri.

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Todo ello convive en la que es la primera individual de su carrera. Una exposición con diferentes series que exploran, por ejemplo, el mundo de los sueños; o la titulada «On the road», con estampas en las que cobra un especial protagonismo la figura humana en el medio natural. «Un viaje por el lado más salvaje», explica el pintor, con el que pretende contar una historia a través de la composición de muchas imágenes. Y luego están las «Infinite series», marcadas por la fragmentación de las imágenes.

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2021 fue un año clave en la trayectoria de Bayarri. Además del ‘Ciutat de Maó’, también ganó los premios de pintura de Es Castell y Ferreries. «Fue como un chute de energía. Al conseguirlo pensé que ahora podía arriesgar un poco más, y al final creo que ha valido la pena. He disfrutado mucho del proceso de investigar sin tener limitación a la hora de crear», confiesa el artista. Dos años de trabajo intenso, pero que parecen haber resultado algo cortos. «Se me han quedado un montón de cuadros por el camino», reconoce, pensando ya en la siguiente etapa.

«Broken series». En la Sala Sant Antoni de Maó, hasta el 25 de agosto.