Decenas de individuos, con una gran mayoría de niños, fueron inhumados en la cueva funeraria de Biniedrís. | PROYECTO BINIEDRÍS

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Unas de las prácticas rituales que se dieron en la cueva funeraria de Biniedrís, en Alaior, entre el 1.200 y el 550 a.C., fue la tintura del pelo. Los análisis realizados de todos los elementos que aparecen manchados con esta coloración rojiza, tanto en pelo, hueso y en cultura material, como botones e incluso en el propio metal, sale exclusivamente el ocre, que es un mineral terroso consistente en óxido de hierro hidratado, cuando en otros contextos de la Isla se ha detectado la utilización del cinabrio, según explica la arqueóloga y codirectora del Proyecto Biniedrís, Eva Alarcón, juntamente con las arqueólogas Auxilio Moreno y Marta Díaz-Zorita, que se remonta a 2014.

Tapadera de hueso decorada.

Precisamente, el próximo martes día 26, a les 19.30 horas, Alarcón y Díaz-Zorita explicarán en el Ateneu de Maó los últimos avances que, gracias a las analíticas actuales se realizan sobre los bienes recuperados en las excavaciones, permiten conocer los rituales funerarios de la prehistoria menorquina, las relaciones parentales y las patologías que padecían los antiguos habitantes de la Isla, entre otros.

Madera trabajada.

Las prácticas de cuidado es otro elemento destacable que se ha desvelado con la investigación de los restos humanos descubiertos en Biniedrís, entre los que destaca una cantidad importante de niños de muy corta edad. «Esto nos habla que los niños fueron tratados como personas que tienen los mismos derechos que las personas adultas, porque fueron enterrados, ocupan el mismo espacio y reciben el mismo tratamiento. También es algo llamativo el cuidado que recibieron las personas adultas, porque hemos detectado muchas fracturas y traumatismos que les impedían caminar o alimentarse por si mismas, que obviamente si no hubieran recibido este cuidado por parte de la población, estas personas no hubierana podido sobrevivir. Ello se concibe porque el grupo en el que vivían decidió que aquellas personas eran relevantes para el colectivo y obviamente tomaron todos los mecanismos para poder mantenerlas con vida», señala Alarcón. En este sentido, la arqueóloga apunta que la mayoría de las patologías estaban consolidadas, lo que quiere decir que los cuidados generaron una serie de conocimientos, es decir, cómo el grupo sabía qué elementos debían administrar en las heridas para que se curasen.

Fragmento de tejido.

La última campaña de excavaciones en la cueva funeraria de Biniedrís ha permitido al equipo científico corroborar toda una serie de cuestiones planteadas inicialmente, como la simultaneidad de diferentes prácticas rituales en un espacio tan concreto como el de esta cueva y que ahora se ha corroborado y la organización espacial completamente estructurada. También se ha confirmado una serie de cuestiones relacionadas con la población que se enterró en la cueva, por ejemplo que se tratan de diferentes poblaciones que están utilizando este espacio para enterrarse durante un tiempo bastante prolongado. «Parece que hay un solapamiento temporal entre ellas, es decir que no se trata de tiempos distintos, sino que la están utilizando de forma coetánea en el tiempo; y obviamente también de que están utilizando una serie de materias primas para hacer una serie de elementos, como cuentas de collar, entre otros, de elementos relacionados con el adorno personal, que no corresponderían a la materia prima de la Isla», señala Alarcón.

Cerámica

También hay otras muchas cuestiones que han podido apreciar con el tema de las cerámicas que utilizan, como es la reutilización de los recipientes, la fragmentación intencionada, que ya era una hipótesis en las primeras campañas y que ahora han concretado con el resultado de los análisis.
Otros tipos de cuestiones relacionadas con elementos que tienen que ver directamente con material constructivo, algo que -afirma- es completamente nuevo y que no sabe muy bien cómo encuadrarlo dentro de la cultura material de la cueva porque aparece con una enorme cantidad, son fragmentos muy pequeños pero sumamente trabajados, «es un material constructivo de barro que parece que están asociados con estructuras presumiblemente de madera, pero todavía no hemos conseguido hilvanar cómo podrían ser estas estructuras», subraya.