La pintura, una de las joyas que lucen los techos del centro, acusaba el paso del tiempo | Josep Bagur Gomila

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Desde que Ca n’Oliver reabriera hace nueve años sus puertas convertido en el Centre d’Art i d’Història Hernández Sanz, sus responsables no han dejado de trabajar para que el histórico edificio mahonés recupere todo su esplendor. De forma paralela a su función museística, en la casa se han ido desarrollando tareas de restauración en cada una de sus salas. En 2023 ha sido el turno de la estancia conocida como «Ròmul i Rem», cuya pintura principal, ubicada en el techo, ha sido objeto de un proceso de recuperación.

Los responsables de dicha tarea, Lina Torres y Xisco Isbert, mostraron este sábado a los interesados  el resultado de la labor desempeñada durante los últimos tres meses. El paso del tiempo no perdona, y el conjunto de obras que habitan en Ca n’Oliver, firmadas por los artistas italianos Giuseppe Patania y Stefano Cotardi a principios del siglo XIX, lo acusan, más aún después de que en que su anterior etapa el edificio fuera utilizado como almacén.

«La pintura estaba muy craquelada», explica Torres refiriéndose a ese fenómeno de deterioro común en pinturas antiguas que  consiste en la aparición de grietas. «Había algunas zonas en las que se corría el riesgo de perderse parte de la pintura original, y hemos actuado fijándola, limpiando y retocando alguna capa pictórica», explica la restauradora. Por otra parte, también se ha actuado en los plafones de madera cromados alrededor de la pintura, afectados por la humedad.

De esta forma, ha recuperado su viveza y colorido el salón decorado con un pasaje legendario de la vida de Rómulo y Remo, el que relata el momento en que son recogidos por Faustulo y entregados a su mujer, Laurentia. En el lienzo destaca la mítica loba, en actitud de huir; y, a la derecha, aparece una alegoría del río Tíber, con sus fuentes.

Ca n’Oliver solo tiene ahora pendiente realizar la restauración de una de sus dependencias, las obras de la entrada. Según los expertos, esta será la más complicada de todas por la dificultad que implica llegar hasta el techo.