«Encesa de Torres, Talaies y Talaiots de la Mediterrània», en el poblado talayótico de Montefí. | Josep Bagur Gomila

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Un año más, y ya van seis, Menorca se sumó de nuevo al evento de la «Encesa de Torres, Talaies y Talaiots de la Mediterrània». Lo hizo, como en 2023, con una participación más reducida que en sus comienzos, centrando las actividades en dos únicos lugares, el poblado talayótico de Montefí, en Ciutadella, por la mañana, y tras la puesta de sol en Torre d’en Galmès, en Alaior. Los mismos yacimientos del año pasado, escogidos por su ubicación estratégica y ser ambos de titularidad pública.

Una celebración con una organización compartida entre el Consell insular, Amnistía Internacional y el Fons Menorquí de Cooperació. La gerente de esta última entidad, Marga Benejam, recordó en la sesión matinal del evento, a favor de la defensa de los derechos humanos y también del patrimonio, que estamos en un momento con «muchos movimientos geopolíticos» a nivel internacional, razón por la que «creemos que desde Menorca debíamos seguir haciendo una apuesta clara y contundente por la paz y los derechos humanos».

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Benejam fue la encargada de leer un manifiesto conjunto para un acto cuya convocatoria se realizó de una forma «más precipitada» que en otras ocasiones, por lo que agradeció de una forma especial la asistencia del público, en torno a una treintena de personas en Ciutadella.

El discurso arrancó recordando el artículo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que habla de la libertad y la igualdad, y continuó con una referencia al mar Mediterráneo que nos rodea y «nos proporciona imágenes de una belleza infinita y momentos de placer y alegría», pero también «es testigo de la muerte de miles de personas cada año».

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Guiem soldevila fue el encargado de ambientar con su música un acto en el que las bengalas se utilizaron como símbolo. | Josep Bagur Gomila

En la intervención se dejó constancia de que «tenemos razones de sobra para sentir rabia e inquietud, pero ello no debe dar lugar a la desesperanza o la pasividad. Ahora más que nunca hemos de cultivar al máximo el espíritu de resistencia para no perder nuestra humanidad, esa que nos encauza a la generosidad, a la solidaridad y el compromiso».

El acto de Ciutadella, que comenzó con el encendido de seis bengalas de humo rojo, repartidas entre el principio y el final del evento, contó con la presencia también del alcalde de Es Mercadal, Joan Palliser, y los ediles de Cooperació y Cultura de Ciutadella, Estefanía Quintana y Miquel Pau Fullana. Este puso el acento en la necesidad de «seguir dando luz a un acto en defensa de las personas», que ayer coincidió en el tiempo con los celebrados de forma paralela en el resto de Balears y también en Catalunya, la Comunidad Valenciana, Andalucía, Murcia y Marruecos.

El apunte

Música, poesía y un toque de ópera, otras señales para difundir el mensaje

El músico menorquín Guiem Soldevilla fue el artista invitado al acto reivindicativo, para el que escogió un repertorio especial acorde con el evento. Acompañado solo de su guitarra interpretó «Els dias antics», de su último álbum «Intimari», y «Godotus» del disco «Nura», dos composiciones que tienen en común tomar como base dos poemas de Ponç Pons». Cerré el concierto con el tema propio «Fins demà». La sorpresa, fuera del guión, llegó de la mano de la joven de 13 años Chloe Ruiz, que interpretó la aria «O mio babbino caro».