Después de un 2023    repleto de homenajes, la figura del investigador sigue siendo noticia.    | Archivo

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Después de un 2023 repleto de actividades y homenajes para conmemorar el 100 aniversario de su nacimiento, el arqueólogo, cartógrafo, toponimista e historiador menorquín Josep Mascaró Pasarius sigue siendo noticia. Y ello es gracias a que la familia ha publicado en la página web dedicada a su figura una obra que hasta ahora había permanecido inédita. Estamos hablando de un documento que lleva por título «Carta de la toponimia del terme de Ferreries (Illa de Menorca)», con el que el estudioso ganó en 1981 el Premi Josep Iglésies d’Onomàstica, y en el que se recogen parcialmente los nombres de las tanques del municipio.

Dicho título estaba inventariado en los archivos de la familia, entre los que se ha rescatado una copia que ahora se ha transcrito y digitalizado para que pueda ser de acceso público. Un trabajo que se ha sacado adelante gracias a la labor en las tareas de edición de Gabriel Bibiloni. El documento original consta de 64 páginas numeradas y tiene un mapa desplegable de Ferreries adherido. Además, cabe destacar que dentro de dicho original, pero sin encuadernar, hay un escrito titulado «La villa i el municpi de Ferreries», que suma otras cinco páginas.

Un interesante material que se suma ahora a las numerosas obras que ya se pueden consultar del investigador a través del portal habilitado el año pasado (mascaropasarius.cat). «El simple hecho de que se trate de una obra de Mascaró Pasarius ya lo hace interesante», explica otro investigador de la toponimia menorquina, el filólogo Xavier Gomila, quien considera que el mejor homenaje que se le puede hacer «es continuar su obra».

Y todo apunta a que ese será el siguiente paso, con la posibilidad, aun por concretar, de que el documento recuperado sea el punto de partida de un trabajo de investigación más amplio. En ese sentido, ahonda Gomila, hay algunas líneas interesantes de desarrollo. Una de ellas es que en el original Mascaró Pasarius recoge el nombre de las personas que hicieron de informadores en su investigación, «lo que tiene un gran valor social» y permitiría incluso seguir la pista de las familias, sostiene el filólogo.

Otro elemento a tener en cuenta es que el autor combinaba la toponimia con la arqueología, y una parte del trabajo que ahora ve la luz incluye las tanques en los que hay yacimientos arqueológicos, lugares de los que la familia conserva material fotográfico. Por último, se sabe de la existencia de unos mapas de los propietarios que acabarían de redondear el proyecto. Porque tal y como sostiene Gomila, «la publicación de la toponimia es como un jardín sin flores».