Casa. De 800 metros cuadrados y dos plantas. - Cris

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La decisión de Juan Ignacio Balada Llabrés de ceder toda su fortuna a los Príncipes de Asturias no tiene vuelta a atrás. Mientras don Felipe y doña Letizia han avanzado que la parte del legado que nominalmente les corresponde (aproximadamente un diez por ciento del total de la herencia) será para fines sociales, la mitad de la fortuna se destinará a una fundación en defensa del interés general, y aquí es donde las administraciones menorquinas quieren mover sus hilos para que la Isla salga lo más beneficiada posible.
De momento, el Ayuntamiento de Ciutadella ya ha remitido una primera carta a la Casa Real en la que le expresa su voluntad de que se les tenga en cuenta a la hora de decidir el papel de la fundación. En esa misiva el Consistorio simplemente reclama su papel, sin propuestas concretas.

El Consell de Menorca, por su parte, a través del gabinete de presidencia, también ha hecho contactos con la Casa Real y con el Govern balear, para intentar obtener el máximo beneficio para Menorca de la herencia de Balada.

Tras estos primeros contactos, las administraciones menorquinas han comenzado a concretar sus intenciones, y existen ya algunas propuestas iniciales que podrían coger forma en el caso de que el uso de algunos bienes inmuebles del multimillonario se pudiera decidir desde Menorca. Ayuntamiento de Ciutadella y Consell trabajan sobre intenciones, ideas iniciales aún, y quieren esperar a concretarlas y detallarlas a conocer con exactitud el legado de Balada y las condiciones del testamento. No obstante, tres piezas se antojan básicas en este proceso: la farmacia Llabrés, catalogada como Bien de Interés Cultural por parte del Consell de Menorca y joya del modernismo en la ciudad de poniente; Binitalaiot, el 'lloc' que poseía el multimillonario ciutadellenc y cuyo uso tenía cedido para que se celebraran colonias y campamentos por parte de los jóvenes de Ciutadella; y la propia casa del millonario, un edificio de unos 800 metros cuadrados ubicado en la Plaza de l'Empordà y cuyo destino final es codiciado por parte del Consistorio para darle un uso social que repercuta en interés de todos los habitantes de Ciutadella, en especial de la tercera edad.