Melis. Se casó de nuevo en la República Dominicana y fue padre por segunda vez. - D.M.

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La crisis económica de 1992 obligó a Domingo Melis (Ciutadella, 1954) a cerrar la empresa que regentaba en la ciudad de Ponent y, posiblemente, este contratiempo fue el inicio de una nueva aventura que acabaría en la República Dominicana, donde este ciutadellenc reside desde hace doce años.

En 1994, Melis comenzó a trabajar en la delegación en Menorca de la empresa mallorquina Hotelsa, dedicada a la fabricación y comercialización de productos alimenticios y bebidas para la hostelería. Con el tiempo, la compañía decidió probar suerte en el Caribe y le ofreció al menorquín la posibilidad de trasladarse allí durante los meses de invierno. Hotelsa continuó con su expansión, esta vez en la República Dominicana, y Melis fue el encargado de poner en marcha la nueva delegación en el país, todavía intercalando sus estancias al otro lado del Atlántico con temporadas en Menorca. Pero el ciutadellenc optó por instalarse definitivamente en la República Dominicana, donde actualmente es director general de la delegación de la compañía mallorquina en el país.

Hace doce años que se instaló en la República Dominicana, ¿la experiencia ha resultado positiva?

Sí. Siempre me ha gustado conocer nuevos países y nuevas culturas. Aún así no llegué a la República Dominicana con planes de quedarme. En 1996 estaba a cargo de la delegación de Menorca y vine aquí por seis meses con el objetivo de abrir un mercado nuevo y poner en marcha una nueva delegación en el Caribe. Por circunstancias profesionales tuve que quedarme más tiempo y, finalmente, la empresa decidió continuar con su expansión en otros países de Latinoamérica, como Cuba y México. Así, llegamos a un acuerdo para que me quedara en la República Dominicana.

¿Dónde reside exactamente?

Vivo en Punta Cana, en Playa Bávaro. No obstante tengo una segunda residencia en Santo Domingo, donde voy los fines de semana para variar un poco. Vivir siempre en una ciudad grande no me gusta del mismo modo que tampoco me agrada estar siempre en la playa. Así, dependiendo del trabajo y de la época del año estoy en Punta Cana o en Santo Domingo.

¿Cómo fueron sus inicios en el país?

Recuerdo perfectamente el día de mi llegada a República Dominicana. La verdad es que impresiona mucho llegar a un lugar nuevo, donde la gente y el modo de vida es diferente. Además, la República Dominicana es un país algo atrasado. Tan sólo cabe decir que ni la luz ni el agua llegan a las casas todos los días y el tráfico es un caos. En este sentido tienes que adaptarte para poder disfrutar de la máxima comodidad y conseguir que tu vida sea parecida a la que llevabas en España.

Entonces, ¿tuvo dificultades a la hora de habituarse?

La verdad es que no me costó nada adaptarme. Los dos primeros años me dediqué a recorrer todo el país, conocí a todo tipo de gente y modos de vida. Me lo tomé como una nueva experiencia de la vida y la verdad es que lo he disfrutado mucho. Tengo amigos en Menorca que nunca hubieran hecho lo que yo hice pero siempre he sido un poco aventurero y me adapto fácilmente en cualquier lugar. No obstante hay cosas que te siguen impresionando con el paso de los años, como cuando paseas por los campos y observas las casas de madera, en las que se vive en extrema pobreza.

¿Hay mucha desigualdad en la República Dominicana?

Sí. Hay gente muy rica y gente muy pobre, no existe la clase media. Esto fomenta la inseguridad ciudadana y la delincuencia. Hay muchos robos y atracos y aquí la vida vale muy poco, se mata por poca cosa. Yo resido en zonas seguras y tengo licencia de armas. Aún así en doce años no he tenido ningún problema en este sentido

¿Qué es lo que más le agrada del país?

Lo mejor que tiene este país es que todo el año es verano. Además, la República Dominicana tiene la ventaja de que es la única Isla del Caribe que tiene una cordillera montañosa. El pico más alto sobrepasa los 3.000 metros por lo que puedes disfrutar de la montaña, donde las temperaturas son más agradables y los paisajes son espectaculares, y de la playa y la navegación, que siempre había practicado en Menorca. Aquí tienes la posibilidad de pasar un fin de semana en una cabaña de la montaña, contemplando las cataratas y los nacimientos de los ríos, y disfrutar de un día de sol y playa el día de Navidad. La verdad es que la República Dominicana es un auténtico jardín rodeado de playas interminables de varios kilómetros y repletas de cocoteros.

¿Y su gente? ¿Cuáles son las principales peculiaridades de los dominicanos?

Los dominicanos son bastante diferentes que los españoles. Les gusta la música, la bebida y el baile más que trabajar y cualquier otra cosa. Otra de sus características es que no son nada ahorradores, viven el día a día. Les gusta ganar dinero trabajando para gastarlo al día siguiente pero se les ve felices.
¿Hay muchos extranjeros residiendo en al zona?

En la zona de Punta Cana y Playa Bávaro hay muchos extranjeros ya que las compañías hoteleras de la zona son en su mayor parte españolas. Prácticamente todas las personas que ocupan cargos corporativos y de dirección son extranjeras, enviadas por las mismas compañías a vivir en el país, ya sea a tiempo parcial o indefinido.

¿Cuáles son las características del mercado turístico del país?

El mercado turístico en la República Dominicana es muy diferente al de la Isla, donde tan sólo se oferta turismo de sol y playa durante los meses de verano. En este sentido los turistas prefieren el Caribe, donde hay más sol y playa que en ningún sitio y durante todo el año. En la República Dominicana la planta hotelera es de muy buena calidad. Todos los hoteles son de cuatro y cinco estrellas y casi todos cuentan con casino, campos de golf, deportes acuáticos, paseos en helicóptero o en velero a las islas cercanas, etcétera. Por poner un ejemplo, los complejos hoteleros de Playa Bávaro tienen una capacidad de entre 3.000 y 5.000 plazas. También hay que decir que las playas con cocoteros suponen una imagen muy diferente que a la gente le gusta experimentar.

¿Qué cree que está fallando en Menorca en este sentido?

Este año no se ha salvado nadie, el turismo ha bajado en todo el mundo. Aún así creo que Menorca se está quedando estancada en cuanto a oferta: no hay campos de golf, no hay puertos deportivos y no hay hoteles de gran lujo. Así, el turismo que visita la Isla dispone de un poder adquisitivo más bajo. Además, creo que se ha trabajado poco a la hora de desestacionalizar y de mejorar la planta hotelera. Limitar la oferta limita automáticamente la clase y la cantidad de turismo y, por tanto, desciende la ocupación.

¿Con qué frecuencia viaja a la Isla?

Intento viajar a Menorca siempre que puedo, como mínimo dos veces al año, sobre todo por las fiestas de Sant Joan de Ciutadella.

¿Qué es lo que más echa en falta?

El hecho de vivir tan lejos me limita el día a día con mi hija, aunque tenemos bastante contacto. Además, echo de menos las comilonas con mis amigos de toda la Isla o navegar todos los fines de semana. También echo en falta la tranquilidad y la seguridad que tenemos en Menorca.

¿Existe la posibilidad de que vuelva a instalarse en la Isla?

Sí, claro. Mi intención es jubilarme lo más pronto posible y pasar mis últimos días en mi querida "roqueta". No obstante, esto dependerá siempre de las circunstancias económicas y familiares. En otras palabras, si por cualquier motivo regresar a la Isla me supone sacrificios familiares o merma mi calidad de vida, no regresaré.


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