Conseller. Lázaro Criado en un momento de la entrevista concedida ayer al "Menorca" - Javier

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La temporada turística de 2010 arranca oficialmente hoy en Menorca en un contexto de crisis mundial que el sector afronta con preocupación y cautela. Un balance negativo en la cuenta de resultados sería la puntilla para muchos empresarios y trabajadores convertidos ya a la fuerza en expertos funambulistas de la crisis. El conseller de Turismo Lázaro Criado (Málaga, 1965) espera que este año sea el punto de inflexión de los malos datos estadísticos que nos precedieron. El conseller comenta que la cifra de slots, las reservas de las compañías aéreas para las operaciones de aterrizaje y despegue en el Aeropuerto de Menorca se han incrementado esta temporada un 4 por ciento, un primer eslabón de la cadena de resultados que se espera tras los acuerdos firmados con los principales touroperadores ingleses y alemanes. Enérgico, comprometido y locuaz Criado habla sobre los esfuerzos realizados en promoción y los límites legales en materia de ordenación turística.

¿Cómo vive un conseller de Turismo un inicio de temporada?
Con la expectativa a flor de piel y con la esperanza de que sea el punto de inflexión de los datos estadísticos que hemos tenido.

Lo que parece que no cambia y es preocupante son las quejas por el estado de las urbanizaciones. ¿Si no hay mejor promoción que un turista satisfecho, por qué no se cuida más este aspecto?
El pasado verano hicimos en el Aeropuerto unas entrevistas a más de tres mil personas en el marco del Plan de Dinamización Turística de Menorca que arrojaron, entre otros datos, que el grado de satisfacción de los turistas que llegan a la Isla es muy alto. Esto no debe llevarnos a la complacencia. El mantenimiento de las urbanizaciones es costoso y los municipios trabajan en su mejora, probablemente no al ritmo que todos queremos por cuestiones económicas, pero los turistas no son muy críticos con el estado de las urbanizaciones. Además, las obras llevan largos procesos administrativos de contratación.

¿Precisamente por ello no se entiende que las obras comiencen al inicio de temporada, lo lógico sería adelantarlas o retrasarlas?
El problema es que en algunos casos puede significar perder la inversión o un encarecimiento si no se ajustan los plazos.

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