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Me llamo Rafael Melià López y tengo 47 años. Nací y vivo en Maó y hace muy poco que he abierto un bar aunque he trabajado como repostero y guarda-guía de La Mola durante 10 años. Me encanta escribir, sobre todo, guiones. Otras de mis aficiones son la informática, la historia de Menorca, en concreto me apasiona la Fortaleza de Isabel II y los cañones vickers 38.1; el montaje de vídeo y fotografía y la cocina.

Durante algunos años tuvo un negocio de repostería, ¿le viene de familia?
Sí. Mis padres montaron una panadería en los años 60 y 70. Mi madre, de Galicia, empezó a hacer empanadas gallegas y tuvo mucho éxito, sobre todo en el Gobierno Militar, ya los militares las compraban mucho. También empezaron a hacer croissants o rellenos con cabello de ángel, además de la típica repostería menorquina. Innovaron mucho haciendo cosas que todavía no se elaboraban aquí.

¿Qué es lo que más le atrajo de la repostería?
Tanto mi hermano (en la foto) como yo crecimos en la panadería de mis padres. Yo seguí sus pasos teniendo un negocio con pastas de la Isla. Lo que más me gustaba era que la gente las probara y les gustaran. De hecho, yo sigo preparando repostería casera y me encanta hablar sobre ello con los demás e intercambiar recetas, eso sí, nunca doy la mía. No es que tenga truco pero cada cual le da su toque.

También estuvo en La Mola de guarda y guía, ¿qué recuerda de aquella época?
Fue inolvidable. Viví allí con mi familia durante 10 años hasta que entró la nueva empresa. La verdad es que esa zona es mágica, vivimos muy bien allí. A mí me encanta la historia y el hecho de poder trabajar en el mantenimiento de ese paraje fue una suerte. Me ocupaba de cosas como pintar los cañones. Hubiera deseado seguir trabajando en La Mola.

¿Qué ocurrió después?
Estuve un año sin subsidio porque era autónomo pero, a pesar de que en esto tiempos es arriesgado y muy duro, he cogido un bar con mucha ilusión. Además, intentamos dar una pincelada original y, en vez de la típica tapa con la cerveza, servimos repostería menorquina casera, la hacemos nosotros, nada de congelados. También con el café ofrecemos un pequeño "pastisset". Creo que es un detalle que se puede hacer y el cliente lo agradece.

Además del bar, ¿hay algún proyecto que le gustaría desarrollar en un futuro?
Como me encanta escribir guiones, me gustaría grabar un cortometraje, lo que pasa es que es complicado encontrar a personas que se involucren en ello. Quizá a largo plazo me agradaría que el bar contara con un ambiente de gente interesada en temas cinematográficos, como un punto de encuentro. Ahora mismo, estoy buscando a alguien que haga monólogos.