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Los hay que dan conversación, los hay que recomiendan los mejores restaurantes, los hay que hacen de psicólogos o incluso los hay que ayudan a resolver conflictos. Los taxistas tienen mucho que contar y actualmente no están pasando por un buen momento. La temporada está siendo floja debido al descenso del turismo y al aumento de taxistas trabajando en la misma zona, según se asegura desde el sector, algo que está provocando preocupación. "La crisis y la falta de trabajo también llevan a que alguna persona se aproveche de la situación y haga cosas que no debe" explica uno de ellos. El taxista se refiere a las quejas que ha habido por conductores que han mentido a turistas diciendo que les mandaba la agencia y que les abonarían el trayecto cuando presentaran el tiquet, algo que no sucedió nunca, por lo que los turistas son engañados. "En estos casos lo que hay que hacer es quedarse con el número del taxi o la licencia para identificarlo después. Sabemos que en esos recibos no había datos y es algo que siempre tiene que aparecer anotado en una factura" afirma un taxista. Los conductores se quejan de que por estos hecho acaban todos metidos en el mismo saco.

Otro de los puntos que los taxistas han querido dejar claro es que sus precios no son abusivos, tal como han manifestado algunos lectores en la sección "Rincón del lector" de este diario. "Parece que la gente no ve lo mucho que nos cuesta mantener los vehículos en condiciones. Tenemos que pagar seguros, averías... y cambiar el coche cada cuatro o cinco años. Teniendo en cuenta lo que ha subido el combustible, ¿es abusivo pagar 16 euros por venir al Aeropuerto desde Es Castell?"

Anécdotas mil
Si hay algo que pueda contar un taxista son anécdotas. Al estar gran parte del día o la noche en contacto con cantidad de personas de todo tipo, les suceden mil y unas situaciones que, como mínimo, son sorprendentes. Cuenta uno de ellos que, en una ocasión, una pareja se dejó a su hijo de dos años durmiendo en la parte de atrás. "Cuando me di cuenta volví corriendo al apartamento donde había dejado a la pareja y me los encontré llorando". También sucedió una vez que un grupo de ocho se repartieron en dos taxis. Los cuatro ocupantes de uno se fueron sin pagar, así que el taxista avisó a su compañero y sus clientes tuvieron que pagar lo que los otros no abonaron. "A una mujer le devolví los 900 euros que se olvidó. Me dejó 5 euros de propina". Y como éstas, muchas.