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Autoficha. Nos llamamos Catalina Antonio y Benita Arnau. Tenemos 51 y 44 años y nacimos en Maó y Es Castell, respectivamente. Trabajamos como dependientas en una tienda de productos típicos menorquines. En nuestro tiempo libre nos gusta cocinar, las plantas, escuchar música, viajar y todo lo que hace referencia al folklore menorquín.

¿En qué trabajaban antes de ser dependientas?
Catalina: Yo había estado 25 años en El Caserío y después, en una panadería. Me considero una persona abierta y me gusta despachar, estar en contacto con la gente.
Benita: Yo también estuve de cara al público bastante tiempo porque era administrativa. Coincido con Catalina en que estuve en El Caserío. Mi padre era encargado de queso, así que siempre lo he visto en casa.

En el establecimiento donde trabajan, ¿qué suele buscar el cliente?
La clientela más fuerte es la española y buscan calidad. Los extranjeros curiosean más. Los españoles valoran lo artesano, saben lo que quieren. Sabemos que se van contentos porque muchos turistas del año pasado han vuelto este año a comprar productos.

¿Cuáles son los productos más solicitados?
El queso y la sobrasada son los productos estrella. La mayoría de clientes entran porque ven los quesos. Algunos se han creído que eran panes porque los tenemos apilados. Lo que llama menos la atención son los licores pequeños. Hay muchas personas que no saben que en Menorca se elaboran vinos, cavas o aceite de oliva.

¿Qué opinión creen que puede tener un turista de los productos menorquines?
Encuentran el queso muy diferente al de la Península. Hay muchos que buscan tarrinas de sobrasada o queso para untar, que es lo que más se vende fuera. Los extranjeros, en general, se llevan vinos y ginebra.

¿Qué les gustaría hacer en un futuro?
Benita: A mí, viajar. Me gustaría probar suerte en otra ciudad, pero depende de la vida personal.
Catalina: A mí, descansar y también viajar, sobre todo, a París. Quisiera montar una cafetería coqueta con pastas, pero es complicado, ponen muchas pegas.