Visita. Representantes políticos y de entidades sociales recorrieron el edificio y observaron, entre otros aspectos, las grisallas descubiertas en el muro - Javier

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La rehabilitación integral del convento franciscano del Pati de Sa Lluna en Alaior ha pasado de ser simple proyecto para convertirse en un hecho. Tras varios años de insistencia para ver recuperada su fisonomía, finalmente, el pasado 19 de noviembre comenzaron las obras.

Durante la visita celebrada ayer, la consellera de Turismo y Trabajo del Govern, Joana Barceló, acompañada por el director general de Fondos Europeos, Jaume Garau; el presidente del Consell, Marc Pons y el alcalde de Alaior, Pau Morlà, entre otros políticos y representantes de entidades sociales, anunció que las obras tienen un plazo de ejecución de dos años y supondrán una inversión global de 5,3 millones de euros. El proyecto será financiado a tres bandas. Así, gracias a un convenio firmado entre Turespaña y el Gobierno central se dispondrá de 2,3 millones, otro millón será sufragado a través de fondos europeos FEDER y el resto, dos millones de euros, con cargo a la Consellería de Turismo y Trabajo del Govern.

La primera y principal actuación de la UTE Copcisa-Olives, adjudicataria de la licitación de las obras, será la demolición de aquellos elementos que se han ido añadiendo al edificio con el fin de recuperar la tipología y distribución inicial. Cabe recordar que el convento fue reconvertido en alojamiento lo que supuso tabicar el recinto en pequeñas dependencias.

Según explicó ayer uno de los arquitectos del proyecto, Bernardí Seguí, el edificio, cuya superficie construida es de unos 4.000 metros cuadrados, tendrá un aforo de 580 personas. En la parte baja se van a recuperar los arcos y bóvedas que fueron obstruidos y tapados por la superposición de una fachada. Será la zona principal del edificio y se prevé la instalación de cafetería, recepción, lavabos y control además de dos salas polivalentes. La planta sótano (orientada en la calle de Ses Escoles) será una zona de almacén y sala de máquinas. La primera planta se destinará a la exposición etnológica mientras que en el segundo piso y altillo se proyecta un espacio administrativo.

Bernardí Seguí explica además que se va a mantener la escalera que accede a todas las plantas del recinto y con entrada desde la calle de Es Banyer a su vez que se construirá otra entrada alternativa prevista "en la zona donde menos afecte a la estructura". Su ubicación será en la esquina entre las dos calles que flanquean el edificio. Además, el ascensor, de cristal, se mantendrá en el patio del claustro "a no ser que durante las obras surja otro punto estratégico que no incida negativamente en la estructura", según Seguí, aunque justifica la ubicación en el patio como "un elemento que lo dotará de contemporaneidad".

La actuación contempla a su vez el uso de materiales y sistemas constructivos tradicionales existentes en el edificio que se diferenciarán con los elementos de nueva construcción mediante el uso de materiales más modernos.

El proyecto incluye la peatonalización de la calle de Es Banyer, la del acceso principal al edificio, para dotarlo de la máxima accesibilidad.

Además, y según informa la empresa, en un plazo corto de tiempo se ubicará una grúa de grandes dimensiones en la calle de Ses Escoles dirigida a la extracción e introducción de material constructivo.

Las obras contarán con el trabajo de 20 obreros además de arqueólogos que supervisarán el avance de las mismas puesto que "este proyecto ofrecerá sorpresas", indica el conseller de Cultura, Joan Lluís Torres. Y así ya ha sido. Durante los trabajos previos al inicio de las obras se descubrieron pinturas murales, grisallas, en los muros del altillo de la planta baja y que posiblemente se repitan a lo largo de todo el edificio. A falta aún de conocer la datación de estos frescos se baraja el siglo XVII como el más probable de su elaboración.