Es Castell. Las bendiciones se realizaron delante de la iglesia - e.t.g.

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Algunas de las calles más céntricas de Maó, como en otros municipios de la Isla, se cerraron durante la mañana de ayer para dejar vía libre al gran número de animales que, acompañados por sus dueños, acudieron a la tradicional bendición de Sant Antoni.

El punto de encuentro fue la calle Vives Llull para, posteriormente, ir bajando con el santo por la calle Vassallo, llegando a la Explanada y dirigiéndose a la zona de Ses Moreres, lugar en el que se concentró mayor cantidad de vecinos y mascotas; pasando después al Cós de Gràcia, por donde continuó el recorrido.

En esta ocasión, no sólo pudieron verse caballos y perros. Había quien portaba gatos, aves, conejos, hurones, hámsters, peces y burros.

El público infantil tuvo buena presencia y es que a los niños les encanta este desfile de animales anual. Para algunos de ellos era la primera vez que llevaban a su compañero a que lo bendijeran; otros, sin embargo, solo habían ido a mirar. Y, por supuesto, se contó con la presencia de algunas personas que no se pierden esta cita desde hace décadas.

En la misma calle de Ses Moreres, los sacerdotes Joan Miquel Sastre y Joan Tutzó fueron los encargados de bendecir a las mascotas que iban pasando en fila, quienes, ajenas al motivo por el que esperaban su turno, estaban encantadas con tanta "vida social". En definitiva, la de ayer fue una mañana simpática y entretenida en la que Sant Antoni dio su protección a todos los animales.