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Me llamo Salvador Santos Plaza y tengo 43 años. Nací en Sevilla pero vivo en Maó. Estoy casado y tengo una hija. Soy militar retirado y, actualmente, trabajo de vigilante de seguridad en el Aeropuerto. Además, estudio la carrera de Geografía e Historia en la UNED y doy clases a personas que se preparan para ser militares o guardias civiles en la Península. Cuando tengo tiempo libre, me encanta arbitrar partidos de fútbol, jugar al tenis, el cine y la lectura.

¿Qué le trajo hasta Menorca?
Cuando terminé en la Academia Militar con 21 años, me destinaron a la Isla. Estuve dos años y conocí a la que hoy es mi mujer, que es menorquina. Después, estuve en varios destinos por la Península hasta que, en 2002, me dieron el retiro y nos instalamos aquí.

¿Qué le dejó mejor recuerdo de su época como militar?
Siempre me ha gustado mucho el deporte y la enseñanza, cosas que podía hacer en mi trabajo. Había muchas competiciones deportivas y también daba clases a compañeros nuevos. También recuerdo la buena relación que existía entre todos y el hecho de conocer a personas de otros países, ya que los últimos años estuve en el Eurocuerpo, por lo que realizábamos maniobras con otros militares.

Una vez que llega a Menorca, entra a trabajar en el Aeropuerto, ¿en qué consiste exactamente su trabajo?
Empecé a trabajar allí porque más o menos tenía relación con mi anterior puesto y todos los cursos que había realizado eran muy útiles. Estuve siete años de responsable de equipo. Mi labor era coordinar las funciones de mis compañeros. Desde hace un año, la empresa es nueva y realizo las tareas de seguridad normales, desde estar frente al escáner para revisar los enseres de los viajeros, a cachear a quien lo requiera, entre otras.

¿Alguna anécdota durante estos años de trabajo en el Aeropuerto?
La verdad es que es un aeropuerto muy tranquilo. A mí no me ha sucedido nada llamativo pero, hace tres años, mis compañeros detectaron huesos en el interior de una maleta que pasaba por el escáner. Imagínate el revuelo que se montó. Mis compañeros llamaron a la Guardia Civil y le pidieron la documentación. Resultó ser una persona que había viajado a Menorca para recoger los restos de su abuela fallecida hacía años. Tenía intención de incinerarlos en la Península.

¿Qué planes de futuro tiene?
Casi tengo la carrera de Geografía e Historia acabada. La rama que más me gusta es la de Arqueología. De hecho, mi sueño sería trabajar como arqueólogo. Me apasionan los yacimientos. Casi todos los viajes que hago son a lugares en los que se pueda disfrutar en ese sentido, como Egipto, Grecia... Estuve de voluntario en Atapuerca y me encanta ir a ver las excavaciones en las que se encuentran restos aquí en Menorca, una isla en la que, por cierto, estoy muy a gusto.