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La planta desalinizadora de Ciutadella no funciona como debería. Las pruebas de operatividad que se están realizando han dado con un problema importante. El emisario que debería expulsar la salmuera, el agua salada sobrante tras el proceso de desalinización, tiene dificultades para poder devolver al mar el material de desecho.

Durante las semanas de prueba, se ha comprobado que mientras el sistema de captación de agua del mar funciona correctamente, el emisario presenta deficiencias de funcionamiento.

Los técnicos están analizando la causa de que la salmuera no pueda evacuarse correctamente como estaba previsto y cómo esta deficiencia puede afectar la puesta en marcha de la instalación. Se evalúa la posibilidad de que la pendiente del emisario no sea suficiente para la evacuación del agua sobrante, con la sal marina de deshecho. La otra hipótesis es que la canalización del tubo de escape tenga algún tipo de desperfecto.

La UTE entre Acciona Agua y Tolo Pons no ha confirmado ni desmentido la existencia de problemas para evacuar la salmuera. No obstante, el propio Ministerio de Medio Ambiente ha admitido que durante las pruebas de funcionamiento han surgido "deficiencias", sin concretar su naturaleza y cómo pueden afectar a la puesta en marcha de la planta.

Precisamente, el pasado verano trascendió la denuncia de los buzos que participaron en los trabajos subacuáticos. Alertaron sobre la existencia de desperfectos en la infraestructura submarina, quedando reflejadas las deficiencias en uno de los partes de trabajo librado por la empresa a la dirección de la obra. Si bien Acciona Agua siempre ha desmentido este extremo, el citado informe quedó incorporado como prueba documental en uno de los pleitos iniciados por el presunto impago de los trabajos.

En otro extremo, el GOB grabó un vídeo en el que se apreciaban los daños en las praderas de posidonia causados por la perforación, que el Ministerio no reconoce y sobre los que la Fiscalía de Medio Ambiente no se ha pronunciado. El hecho de que el emisario de la salmuera no funcione como debería ha llevado a realizar pruebas para solucionar el problema, cuyo alcance siguen analizando los técnicos para encontrar una solución.

Mientras tanto, la inauguración de la planta desalinizadora de Ciutadella continúa sin tener fecha definida. Una incógnita que se suma a la incertidumbre sobre el precio final que tendrá el agua desalada para los futuros consumidores de Ciutadella. El Ayuntamiento ha pedido con insistencia al Govern balear cuál será el precio final del agua desalada, mientras que la Dirección General de Recursos Hídricos ha respondido que la tarifa dependerá del volumen de agua que se pueda comprar. Un pez que se muerde la cola.