Experimento. Este tramo de Maó estará iluminado por luces de última tecnología - Gemma Andreu

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Mientras a nivel nacional el Gobierno plantea bajar un cinco por ciento el precio de los billetes de tren, una medida similar para el transporte público de Menorca se antoja complicada. El Consell aún está estudiando todas las posibilidades a su alcance, pero el conseller de Movilidad Damià Borràs avisa que aplicar aquí la medida será "difícil".

La diferencia entre el tren y los autobuses en Menorca es que el primero se gestiona mediante recursos públicos, y si se baja su tarifa simplemente se ingresa menos en las arcas públicas. En cambio, el servicio de autobuses en Menorca está gestionado por empresas privadas, que tienen firmado un convenio con el Consell. Mediante este acuerdo, se ha fijado que anualmente el precio de los billetes se incrementará de acuerdo a la evolución de los precios del transporte (el IPC sectorial). "Si este año no variamos los precios, tendremos que compensar esta diferencia a las compañías", explica Borràs. Éste, no obstante, no es el único factor que dificulta la rebaja de las tarifas. Hay que tener en cuenta también el peso de los turistas en el uso del transporte público.

De los más de dos millones de personas que al cabo del año utilizan los autobuses menorquines, casi la mitad son turistas. "Rebajar el precio del billete entre cinco y diez céntimos no supondría mucho alivio para estos visitantes, y en cambio sí implicaría un coste muy importante para el Consell", explica Borràs. En este sentido, si se calcula que aproximadamente un millón de turistas usan el transporte público al cabo del año, y se estima una rebaja de diez céntimos por billete, la pérdida de ingresos para la compañía sería de 100.000 euros, cantidad que debería compensar el Consell. "Tampoco sería esta medida la que consiguiera un mayor beneficio social en Menorca", añade Borràs.

A día de hoy, la apuesta del conseller es el mantenimiento y fortalecimiento de las tarjetas de fidelización, las que ofrecen descuentos en el precio del billete a los usuarios más frecuentes del transporte público. "El coste de estas tarjetas prácticamente no han subido desde que las implantamos. Socialmente es más correcto proteger a los usuarios habituales", concluye el conseller.