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Ni un ápice de triunfalismo. Que los socialistas saben lo que se juegan el 22 de mayo –perder el gobierno de la Comunidad Autónoma, de Menorca y de Dalt la Sala– quedó bien patente en el acto de presentación de la candidatura del PSOE al Ayuntamiento de Ciutadella celebrado anoche en el Casino 17 de Gener con la asistencia de más de 350 afiliados y simpatizantes.

Todos los políticos que intervinieron en el acto, con Marcelino Iglesias, secretario de Organización de la Ejecutiva Federal del PSOE y presidente de Aragón a la cabeza, insistieron en la necesidad de la movilización para mantenerse en el gobierno desde la convicción que la llegada de la derecha supondrá un retroceso del Estado del bienestar y la igualdad de derechos.

Tanto Iglesias, como los candidatos al Govern, al Parlament y al Consell, Francesc Antich, Joana Barceló y Marc Pons, respectivamente, y la alcaldable Pilar Carbonero, exhortaron a los presentes a prestar todo su apoyo e involucrarse para conseguir el mayor número posible de votos.

Personas

A parte de la llamada a la movilización, los socialistas hicieron bandera de la política social y la apuesta municipalista del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero, sin que su discurso fuera copado por los ataques al PP, aunque también los hubo.

Carbonero se refirió al Plan E y a la llegada de fondos para abordar la reforma del Teatre des Born y defendió su lista refiriéndose al "compromiso y la honestidad y la confianza que generan las personas que la componen, dispuestas a dejarse la piel día a día por el bien de Ciutadella", a la vez que la avalaba con "el trabajo bien hecho que tenemos en la mochila".

Pons sacó pecho y glosó las excelencias de Menorca. Mencionó "el incremento económico, la cohesión social y la defensa de entornos urbanos y naturales de calidad como los pilares que han marcado nuestras decisiones", reprochando a los populares su tendencia al "no a todo lo que se ha puesto encima de la mesa" y alertando de que el modelo de gobierno que impondrían de ganar se basaría en "sacrificar servicios y derechos y degradar el territorio".

Les siguió en el turno de palabra Joana Barceló, quien, tras animar efusivamente a Carbonero, remarcó que la diferencia del PSOE con el PP estriba en la capacidad para "afrontar los problemas y asumir el compromiso de resolverlos", en la manera de abordar la salida de la crisis, "que en el caso de la izquierda no supone renuncia a servicios ni derechos que garantizan la igualdad de oportunidades", y, finalmente, en "la capacidad de cerrar acuerdos".

Sorpresivamente cuando todos esperaban a Antich, intervino Iglesias, la mitad en un catalán más que aceptable, la otra en perfecto castellano. El secretario de Organización reivindicó los logros del Gobierno, calificó de intolerable "el patriotismo de hojalata del PP" y alertó de los peligros de un gobierno popular –"para ellos la mejor solución para acabar con la crisis es que los ciudadanos paguen cuando hayan de ir al médico, al colegio y a la Universidad", resumió– por lo que incidió en el tema de la participación.
Antich hizo lo propio en clave autonómica, criticó el carácter negativo de los populares, y apuntó algunas de las "medallas" de legislatura, destacando el acento puesto "en las personas" pese a la crisis.