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El historiador y miembro de la sección de Historia i Arqueología del IME, Guillem Sintes Espasa, hablará esta tarde, a las 20 horas, en el Ateneu de Maó sobre "El procés de formació del poble de Sant Lluís", dentro del ciclo de conferencias organizado sobre la Menorca francesa (1756-1763).

Guillem Sintes afirma que la burguesía y la élite comercial de Maó (los Poly, Soler y Montañés, entre otros) acapararon hasta casi la mitad, concretamente el 45 por ciento, de los 305 solares que la Administración francesa puso a disposición de los interesados a partir de 1762 para la urbanización del pueblo de Sant Lluís, en terrenos de la "garriga" de Binifadet. El objetivo no era instalarse en el nuevo pueblo, sino revender los terrenos adquiridos, ante la voluntad manifestada -pero no ejecutada- de los franceses de trasladar el arrabal de Sant Felip a los terrenos de Binifadet. Otro 47 por ciento de solares fue adquirido por propietarios que vivían en los alrededores de la "garriga", mientras que el Convento del Carmen se hizo con el ocho por ciento restante.

Sintes asegura que los franceses proyectaron la construcción de una iglesia en esta zona para agrupar a los caseríos surgidos a lo largo del siglo XVII, a consecuencia de la segregación de los predios periurbanos en pequeñas propiedades. Los propietarios del dominio útil dejaron de hacer legados en forma de censales al segundo hijo y, a cambio, entregaron porciones de terreno en los que pudieron construir una vivienda y cultivar la huerta y los viñedos ante la demanda de las guarniciones militares establecidas en el puerto de Maó. Así surgieron los caseríos de Torret, S'Ullastrar, Es Pou Nou y Biniparrell, entre otros.

Sintes señala que los franceses cambiaron la organización administrativa de la Isla, implantada por los británicos entre 1708 y 1756 y, además, restablecieron los privilegios al Obispado de Mallorca, del que dependía la Isla a mediados del siglo XVIII. Si francesa fue la iniciativa de construir una nueva iglesia, dedicada al rey santo Luis IX, la construcción del pueblo surgió por la demanda de los isleños. Los franceses levantaron el plano catastral de la "garriga" y el plano fundacional del núcleo urbano siguiendo las directrices de la Ilustración.

Abandonaron la Isla en 1763, cuando todavía faltaba por concluir el presbiterio y el campanario del templo, entre otras cosas. No obstante, dejaron consignada una cantidad de dinero para continuar las obras, que se hizo bajo la administración del ingeniero inglés Patrick Mackellar.