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Nervios e ilusión en la llegada de los peregrinos menorquines a Madrid, donde ayer, con la misa inaugural presidida por monseñor Rouco Varela, dio comienzo la Jornada Mundial de la Juventud 2011. Tras el emotivo envío del lunes celebrado en el Santuario de la Virgen del Toro, la expedición menorquina madrugaba para coger a las nueve y veinte el avión que la trasladaría a la capital de España.

Ya desde allí, uno de los integrantes de la misma, Llorenç Sales Barber, explicaba que el comienzo de la peregrinación había ido muy bien. "El viaje ha ido muy bien. Teníamos un poco de sueño y algo de nervios que han ido aumentando a medida que nos acercábamos a Madrid, pero estamos contentos y satisfechos y muy emocionados", comentaba el joven, quien, junto el resto de sus compañeros, llegaba en autobús al Convento de las Oblatas de Carabanchel a media mañana tras haberse acreditado.

Los menorquines aprovecharon para acomodarse en el espacio que comparten con los peregrinos de Mallorca y Eivissa y comieron todos juntos, momento en el que fueron saludados por monseñor Jesús Murgui, quien les recibió en nombre de los prelados baleares. Además, hubo tiempo para relajarse un poco y ensayar canciones antes de acudir a la misa inaugural que se celebraría por la tarde en la plaza de la Cibeles.

El intenso calor –casi 40 grados– y el enorme bullicio eran las otras notas que destacaba Sales. "Madrid está a tope de gente, hay calor de calor y calor humano", comentaba gráficamente, en referencia al ambiente que se vivía en la capital donde desde bien temprano cientos de miles de jóvenes se echaban a la calle, según informa la agencia Efe.

Los jóvenes vivieron con expectación las horas previas a la inauguración oficial del encuentro, cantando, haciendo fotos e intercambiado impresiones con otros participantes.
Algunos lamentaban que "solo una parte de la juventud y no toda ella" vaya a recibir al Papa el jueves, según recogía la agencia informativa.

Comenzaban, así, a acumularse vivencias y anécdotas entre las que destaca la invitación que la Nunciatura del Vaticano en España ha hecho a sor Teresita, una monja de 103 años de edad, para que salga de su clausura en el convento de Buenafuente de Sistal, en Guadalajara, para visitar al Papa.

A las ocho, la actividad se trasladaba a la plaza Cibeles donde tuvo lugar la misa inaugural presidida por Rouco Varela. A su término, de camino al parque del Retiro, donde iban a cenar, los peregrinos menorquines aseguraban que la celebración había estado "muy bien, sobre todo en los momentos clave" y reconocían sentirse "bastante impresionados" por cómo había sido la primera jornada. "Ahora pronto a dormir, que son días muy intensos", concluía Sales Barber.