Catedral. El Santo Padre ofició la primera misa en la Jornada Mundial de la Juventud, acompañado por 90 obispos y más de 60 diáconos - Reuters

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"No os dejéis intimidar en un entorno en el que se pretende excluir a Dios". Con estas palabras se dirigió Benedicto XVI a más de 4.500 seminaristas de todo el mundo que siguieron ayer con atención la primera misa de la Jornada Mundial de la Juventud oficiada por el Pontífice , al que acompañaron, además del cardenal arzobispo de Madrid, Rouco Varela, 90 obispos españoles, 30 de otros países y más de 60 diáconos.

Miles de futuros sacerdotes abarrotaron la catedral de Santa María la Real de la Almudena y sus exteriores para escuchar las palabras que el Pontífice había preparado para ellos, en una celebración en la que jóvenes pertenecientes a diferentes seminarios del mundo se encargaron de realizar las lecturas, las peticiones, las ofrendas y el reparto de la Sagrada Comunión. El protagonismo de los futuros sacerdotes en este acto litúrgico llegó también hasta el coro, formado por un centenar de jóvenes de la Provincia Eclesiástica de Madrid que han cantado la Misa de Ángelus y algunas piezas.

En su homilía, Benedicto XVI mostró su alegría por celebrar esta misa con aquellos "que aspiran a ser sacerdotes de Cristo para el servicio de la Iglesia y de los hombres" en esta catedral que "es hoy un inmenso cenáculo donde el Señor celebra con deseo ardiente su Pascua con quienes un día anhelan presidir en su nombre los misterios de la salvación". "Al veros compruebo cómo permanece viva la misión de la Iglesia y la oferta del Evangelio al mundo", dijo.

El Papa pidió a los seminaristas valentía ante su labor y les instó a que "afronten este reto sin complejos ni mediocridad, como una bella forma de realizar la vida humana en gratuidad y en servicio". También les recordó: "Puede que os menosprecien, como se suele hacer con quienes evocan metas más altas o desenmascaran los ídolos ante los que hoy se postran". El Santo Padre también manifestó que "el poder, el tener o el placer son los principales criterios por los que a menudo se rige la existencia" y, en este sentido, dijo: "Pedidle a Él que os conceda imitarlo en su caridad, sin rehuir a los alejados y pecadores para que, con vuestra ayuda, se conviertan y vuelvan al buen camino". De igual manera, se refirió a los enfermos y a los pobres, invitando a los seminaristas a que pidan al Señor que les "enseñe a estar muy cerca de ellos".

Nuevo doctor de la iglesia

Al término de la celebración, justo antes de la bendición, Benedicto XVI anunció su determinación de declarar a San Juan de Ávila, patrono del clero secular español, Doctor de la Iglesia, una causa que había sido promovida por la Conferencia Episcopal Española, en cuyo nombre, su presidente, Rouco Varela, agradeció al Pontífice el anuncio.

Fiesta del perdón

Antes de acudir a la Almudena, Benedicto XVI se sumó a la "Fiesta del Perdón" confesando a cuatro jóvenes, en lo que ha constituido el acto más íntimo de su visita a Madrid. El Papa acudió al parque del Retiro, por el que estos días han pasado alrededor de 40.000 peregrinos para confesarse con 3.000 sacerdotes en más de 50 idiomas, según informan fuentes de la organización de la Jornada Mundial de la Juventud.

El diácono Llorenç Sales, emocionado tras la misa de la Catedral

"Estaba en un lateral y he visto el Papa cerquísimo, a escasos 20 metros, y estoy muy emocionado. La proximidad que demuestra y las palabras de ánimo que nos ha dedicado son un aliento más a favor de esta opción que haces en tu vida", así se expresaba el menorquín Llorenç Sales Barber, quien el próximo mes de octubre será ordenado sacerdote, tras haber participado en la misa para seminaristas celebrada ayer en la Catedral de la Almudena.

Sales fue uno de los diáconos que tuvo oportunidad de compartir la celebración en el interior del templo madrileño y destacó "lo bonita y bien preparada" que había estado la Eucaristía en la que colaboró dando la comunión a otros seminaristas, en su recién estrenada condición de diácono, pues fue ordenado el pasado 17 de julio.

El sentimiento de Sales era compartido por otros seminaristas presentes en la Almudena, quienes, emocionados, alabaron la labor de Benedicto XVI en favor de las vocaciones de jóvenes de todo el mundo durante su Pontificado, informa Europa Press.