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La portavoz del Consell, Salomé Cabrera, acusó ayer al expresidente insular, Marc Pons, de ser cómplice, junto a Antich, de la quiebra del Estado del Bienestar. Cabrera respondió así a las críticas vertidas por lo socialistas contra el gobierno de los populares al que reprochan su actitud victimista y pasiva, y el incumplimiento de las promesas electorales.

Cabrera criticó al respecto el escaso talante de Pons al no respetar siquiera los 100 días de gracia que se conceden a un nuevo gobierno. "Dicen (PSOE) que dejemos de quejarnos y nos pongamos a trabajar, pero en 60 días no podemos solucionar todos los problemas heredados por su nefasta gestión, que desgraciadamente para Menorca ha durado 12 largos años", espetó la portavoz. Los populares recuerdan que entraron a gobernar con el compromiso de trabajar desde el primer día, "y así ha sido". En este sentido, Cabrera denunció que el nuevo equipo del gobierno insular se ha encontrado "numerosas deudas" que ahora deberán ser abonadas "pero somos optimistas", advierte, al tiempo que expresó la intención del PP de trabajar en favor de los menorquines y redirigir el rumbo "demasiado peligroso" que había marcado por Marc Pons al frente del Consell.

Asimismo, Salomé Cabrera recordó que Pons fue incapaz" de conseguir la transferencia de promoción turística, incapaz de aprobar los planes sectoriales de carreteras y de equipamientos comerciales, de modificar el Plan Territorial Insular y de aprobar el Plan de Costa Insular. "Marc Pons no solo nos deja una lista ilimitada de proyectos pendientes, sino que además, nos deja una muy delicada situación económica con un déficit estructural de tres millones de euros". A esta cifra los populares suman los tres millones de más sobre lo inicialmente presupuestado que el gobierno socialista destinaba a personal "y que dejó en jaque la Fundació de Discapacitats y demás consorcios", apuntó Salomé Cabrera.