Como viene siendo habitual, la peregrinación comenzó algo más tarde de las cinco en la plaza Constitución para finalizar en la ermita de la Mare de Déu de Gràcia - Javier

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Los mahoneses se levantaron ayer mirando al cielo y es que el día no pintaba bien. Con la tormenta que cayó a partir de las diez de la mañana, hubo que aprovechar los huecos entre lluvia y lluvia para llevar a cabo los actos incluidos en el programa de las fiestas de la Virgen de Gracia. A pesar de todo, el ambiente estuvo bastante concurrido durante la mañana, también por aquello de que el tiempo no permitía ir a la playa.

Precisamente, los turistas se sorprendieron con las intervenciones del pregonero popular, quien causó sensación en la calle Ses Moreres y en la Plaça Constitució. Los ciudadanos le hicieron corro y le aplaudieron cuando finalizó sus versos, mientras que otros aprovechaban para subir al balcón del Ayuntamiento a hacerse fotos con los gigantes Tomeu y Guida.

Aunque las terrazas y el tren turístico estaban a tope, la Feria Gastronómica resultó algo caótica. En principio, la Policía Local avisó hace unos días de que no se podría aparcar ni circular por Ses Voltes mientras que el mercado estuviese montado. Sin embargo, durante la mañana de ayer, había tráfico y coches aparcados, lo que obligaba a los transeúntes a lidiar con los vehículos mientras visitan los diferentes puestos.

Tradicional romería
Algo más tarde de las 17 horas, salían de la plaza Constitución la Banda de Música de Maó, los grupos de gigantes y diferentes entidades culturales que otorgaron una mayor pincelada folclórica a la romería. El itinerario marcado les llevó por las calles Sant Roc, S'Arraval, Rovellada de Dalt, Ses Moreres y Cós de Gràcia, para finalizar en la ermita de la Mare de Déu de Gràcia. El grupo realizó una parada en la Residencia de Personas Mayores, donde los gigantes bailaron ante los usuarios.

Los ciudadanos ya esperaban pacientemente en las calles y en el propio recinto, donde muchos participaron en la ofrenda floral. El capellán de la ermita, Mateo Seguí de Vidal, realizó una plegaria, en esta ocasión en el exterior del edificio, en la que remarcó la importancia de participar en dicha peregrinación.

"Todos venís, en familia o en pequeños grupos, a esta ermita construida en 1435, a dos kilómetros de la calle del Ángel, la entonces vía más transitada, con el fin de rezar y dar culto a la Mare de Déu de Gràcia. Gracia significa ser contemplado por Dios y quienes venís hoy aquí estáis orientados en la dirección correcta", apuntó el capellán, quien añadió que, aunque Maó es una ciudad con bajo número de nacimientos, es consciente de que hay muchos padres que confían en un futuro con Dios.

"Que las fiestas os llenen de paz el corazón", finalizó Seguí de Vidal, para después cantar junto a un coro, mientras la alcaldesa Águeda Reynés y los concejales Salvador Botella, Alejandro Sanz, Elisa Mus, Salomé Cabrera, Vanessa Contreras y Carmen Moya, así como el presidente del Consell Santiago Tadeo, pasaban ante el altar de la Virgen.

Posteriormente y para finalizar, los grupos que participaron en la romería tocaron diferentes canciones para acompañar las danzas de los gigantes.