Sala. El acusado, amigo de la familia de la menor, ayer ante los jueces de la Audiencia Provincial - Paco Sturla

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El Ministerio Fiscal rebajó ayer de 4 años y seis meses a 2 años y seis meses la pena de prisión solicitada para un hombre acusado de un delito de abuso sexual contra una menor, que en el momento de producirse los hechos contaba con 12 años de edad.

El fiscal modificó su escrito de conclusiones, durante el juicio celebrado ayer por la Audiencia Provincial en Maó, al tener en cuenta las atenuantes de confesión, ya que el procesado reconoció en su declaración ante la Policía que había mantenido relaciones con la menor, y de dilaciones indebidas, ya que el delito tuvo lugar en septiembre de 2009 y ha tardado dos años en llegar a los tribunales.

El juicio quedó visto para sentencia y, frente a la rebaja de la pena de cárcel del fiscal, la acusación particular mantuvo su petición de 6 años de prisión y una indemnización de 5.000 euros a la víctima por parte del acusado.

La defensa mantuvo la solicitud de una pena de dos años, con la inclusión de la atenuante de confesión y recalcando la actitud del procesado, tendente a "ayudar" a la menor tras lo sucedido; además, el abogado defensor argumentó que el acto sexual había sido consentido aunque "legalmente no válido" debido a la edad de la víctima, cuya apariencia y atributos físicos eran los de una mujer, según afirmó esgrimiendo el informe de los forenses.

Próximo a la familia

Los hechos se produjeron en septiembre de 2009, cuando el acusado, S.W.P.R., contaba con 23 años de edad y la menor, quien ayer declaró ante la Sala a puerta cerrada, tenía 12 años. Ambos de origen ecuatoriano pero afincados desde hace años en Menorca, mantenían, además de una relación de tipo laboral -la menor trabajó durante ese verano como canguro, cuidando al hijo del acusado y su pareja-, una amistad debido a los vínculos familiares.

Durante la sesión la madre de la niña explicó que confiaban en el procesado porque es pareja de una prima suya. El acusado mantuvo su declaración inicial, y explicó que al llegar a casa, y después de iniciarse un juego entre ambos, mantuvieron relaciones consentidas por la menor, sin que mediara ningún tipo de violencia física.

La víctima, según se señaló durante el juicio, cambió su versión de los hechos en dos ocasiones, aunque ayer, tal y como se desprendió de las intervenciones de los letrados, mantuvo que no quería tener relaciones y negó haberse quitado ella misma la ropa; además, la acusación insistió en que el procesado "sabía perfectamente la edad" de la menor ya que, según los testimonios de los padres de la chica, conocía a la familia desde hacía años, incluso antes de fijar su residencia en España.

Según el testimonio de la psicóloga que atendió a la víctima, pese a no existir violencia física, "tampoco se puede hablar de consentimiento con 12 años", ya que la admiración y la confianza del niño hacia el adulto pueden hacer innecesaria la fuerza, un patrón habitual, añadió, en los casos de abusos.

El caso se investigó a raíz del informe de la pediatra

El caso juzgado ayer en Maó salió a la luz a raíz de una visita de la menor a su pediatra, quien también fue llamada a testificar. En noviembre de 2009, la menor acudió a la consulta, acompañada de su agresor, quien se hizo pasar por su tío, porque sentía dolores abdominales.

El análisis médico, en principio encaminado a detectar una posible infección de orina, detectó un embarazo. Al tratarse de una menor de edad, la pediatra elaboró un informe y contactó con los servicios de ginecología y la trabajadora social del centro de salud.

De ese modo comenzó la investigación policial y la intervención asimismo del Servicio de Menores del Consell, que ofreció atención psicológica a la niña.

Durante el juicio testificó uno de los forenses que realizó el informe pericial, quien consideró difícil determinar el consentimiento "sin saber la relación" de la víctima con el acusado y, a preguntas de la defensa, respondió que el desarrollo de la menor era precoz.