Necrópolis. Restos del niño y del ánfora usada como recipiente funerario - Gemma Andreu

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Las excavaciones arqueológicas realizadas este año en Sanitja han puesto al descubierto una tumba en las afueras de la ciudad romana que contenía el cuerpo de un niño en el interior de una ánfora norteafricana del siglo IV a.C. Se trata de la primera vez que en la Isla se descubre una ánfora reutilizada como recipiente funerario, según ha informado el arqueólogo y director de las excavaciones Fernando Contreras.

Este año han finalizado las excavaciones en la necrópolis situada en una zona próxima a la costa de Cala Torta, que se han desarrollado desde 2008 y que han permitido la localización de 253 personas inhumadas. La necrópolis consta de 43 tumbas, de 2,10 metros de longitud por 0,50 de anchura. Casi todas ellas fueron construidas en cista, es decir, excavadas en la roca con una base de piedras planas y las paredes forradas con lajas de piedra con un grosor máximo de 7 centímetros.

Cada tumba contenía, por regla general, los restos de cuatro individuos, casi todos adultos y sin que se pueda determinar la existencia de parentesco entre ellos, además de no haberse detectado datos de desigualdad de la población. Las personas inhumadas en esta necrópolis seguían un mismo patrón ritual, al estar orientados los pies al este y la cabeza al oeste. Algunos de los esqueletos estaban desprovistos de sus miembros, como el fémur y el cráneo, circunstancia que se justifica por el hecho de que las tumbas fueron reutilizadas durante años y al reabrirlas se limpiaba parcialmente el interior para depositar nuevos cadáveres. A pesar de haber encontrado varios anillos y pendientes, casi todas las tumbas estaban desprovistas de ajuar funerario, lo que se explicaría por el hecho de tratarse de una sociedad pobre o, en su defecto, que no acostumbraba enterrar a los muertos con sus pertenencias materiales.

Ha causado cierta sorpresa haber localizado los restos de una persona de 70 años, puesto que la mayoría de los fallecidos tenían edades comprendidas entre los 45 y 60 años. También es destacable el hallazgo de una tumba con una ánfora que contenía los restos de un niño, una práctica funeraria que no estaba documentada en la Isla, aunque el uso de la ánfora como recipiente funerario es frecuente en las necrópolis tardorromanas de los siglos V-VI d.C. en la Península ibérica, como en Cádiz y Tarragona, según subraya Contreras. En una tumba contigua a la anterior estaba enterrado un niño de 9 años, cuyo cuerpo seguía la misma orientación de los adultos. Los estudios de laboratorio permitirán determinar la dieta alimenticia y la procedencia geográfica de las personas inhumadas en Sanitja.

¿Nueva basílica?
El ábside localizado en octubre de 2010 ha sido otro de los atractivos de la recién finalizada campaña arqueológica, al haberse excavado su perímetro y la superficie del edificio en el que se integra, para determinar si se trata o no de una basílica paleocristiana. Según Contreras, los cimientos con una arquitectura monumental permiten pensar en un edificio singular, que fue construido a posteriori y presenta la estructura arquitectónica de la basílica (ábside y presbiterio con nave central, ambas enlosadas) que está integrado en un conjunto más amplio con una superficie de 1.000 metros cuadrados y ubicado en la zona norte de la ciudad romana de Sanicera, en el margen izquierdo del puerto de Sanitja. El hallazgo de cerámicas y monedas del período vándalo permiten datar el recinto entre 450 y 550 d.C., por lo que se trataría de un barrio extramuros de la ciudad romana, aunque esta hipótesis aún debe verificarse. El recinto de la basílica pudo funcionar a modo de hospedería para monjes, con el fin de descansar y practicar el culto cristiano.

Además, las excavaciones han sacado a la luz numerosos objetos para la pesca (anzuelos, plomos para las redes y agujas para tejer), proyectiles de plomo utilizados por los honderos, un fragmento de la asa de una jarrita de bronce del siglo II d.C. y una llave de armario de época romana.También han participado en esta campaña la arqueóloga Cristina Bravo y la antropóloga encargada del estudio de la necrópolis Carmen Olivares, así como 190 estudiantes procedentes de Australia, Sudáfrica, Egipto, India, Francia, EEUU y Canadá.