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Los payeses adheridos al Contracte Agrari de la Reserva de la Biosfera recibirán sólo el 45 por ciento de lo que debían recibir en 2011, una cantidad, además, que "previsiblemente no cobrarán este año, aunque haremos lo posible para que sea cuanto antes", explicó ayer el conseller de Agricultura, Fernando Villalonga, en relación a una noticia que no hace más que agravar la situación por la que pasa el sector agrícola.

Este año fueron 212 las explotaciones que se comprometieron a llevar a cabo actuaciones medioambientalmente sostenibles a cambio de una contraprestación económica. Sin embargo, "el anterior equipo de gobierno dio por supuestos unos ingresos, presupuestó 800.000 euros de fondos propios, más otros 800.000 que llegarían del Plan de Desarrollo Rural Sostenible del Ministerio". Una partida, ésta, que no llegará porqué estas ayudas no pueden servir para sufragar acciones ya iniciadas. En este caso, las actuaciones que debían realizar los payeses ya están casi todas terminadas. Ahora, Villalonga espera poder firmar pronto con el Ministerio el PDRS para los próximos años y retomar así el mismo nivel de inversión para el CARB.

Resignación
Los payeses reciben con resignación el recorte. Desde Unió de Pagesos, su presidente, Manel Martí, lamentó conocer ahora la noticia, ya que "mucha gente, si lo hubiera sabido, no habría realizado estos trabajos". "Nos tendremos que conformar con lo que nos den, es muy triste que no se haya gestionado como se debía, porque hoy, sin las ayudas, los números no salen", señaló Martí, quien añadió que es duro "cuando tienes unas previsiones y se quedan a la mitad".

Por su parte, desde la Federación Agrícola y Ganadera de Menorca (FAGME), Pau Bosch, indicó que todo esto "agrava más la situación del campo". Y es que este recorte se suma a otros como el del Proagro, el de la cría de terneros, la mejora genética o las ayudas de la Asociación de Defensa Sanitaria para subvencionar los medicamentos para el ganado, que no se han pagado este año.

Bosch remarca que "no tenemos margen para vender nuestros productos, sembramos a precios disparados y el precio de venta incluso baja". Para él, la solución sigue siendo la de compensar la insularidad para abaratar el transporte y poder competir con la Península. "Es el margen que necesitamos para poder vivir, si solucionamos eso podremos ir con igualdad de precios y tendremos más garantías", concluye.