Carballo. La artista es uruguaya aunque lleva en la Isla desde que tenía cuatro años - Javier

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El salón de actos del Ateneu de Maó acoge desde esta tarde y hasta el próximo 9 de enero una exposición de pintura de la artista uruguaya aunque afincada en la Isla desde que tenía cuatro años Gabriela Carballo. Se trata de una muestra de 24 cuadros al óleo y acrílico sobre tela o tablero, la gran mayoría de gran tamaño, a través de los que deja más que evidente el dominio de las formas, la perfección de la técnica y su decisión a la hora de ejecutar una obra. La exposición se puede visitar de lunes a viernes de 10 a 14 horas y de 16 a 21 horas y los sábados de 10 a 13.30 horas.

Carballo no puede cerrar los ojos y viajar hasta su infancia sin ver a su tío hacer magia. Y es que según recuerda esta artista, "en un papel muy largo hacía aparecer detrás de su mano una serie de dibujos donde los personajes bailaban un vals". Esa virtud que fascinó a Carballo la ha acompañado durante toda su vida y aunque asegura que no ha conseguido la facilidad de su tío sus cuadros hablan por ella y dejan más que claro que el arte es su debilidad. A ello hay que añadir "la libertad" que le ofreció su familia "de puertas a dentro de mi habitación" permitiendo que las paredes se convirtieran en arte y su afición se hiciera pasión. Así es como Carballo indica que "cualquier superficie lisa se convierte en un lienzo" de ahí que su casa carezca de la presencia de sus cuadros, "sólo tengo los dos primeros que hice a lápiz y el primero al óleo" pero las pinturas cogen fuerza en los mismos muebles, paredes y patios.

Este hecho es el motivo principal por el que la artista se sienta más cómoda a la hora de ejecutar un cuadro de grandes dimensiones, y asegura que "me da más miedo pintar en un lienzo pequeño que en uno grande, es a lo que estoy acostumbrada".

Gabriela Carballo es una artista que empezó a ir a clases de pintura tan sólo hace unos siete año donde se inició en la técnica al óleo. Aun así, cuenta con un importante abanico de creaciones que van desde el dibujo a la sanguina hasta el carboncillo y los diseños realizados con lápices de colores infantiles. Actualmente está perfeccionando su técnica en el Centre d'Art en que todo lo que traza, dibuja y pinta está lleno del alma que le imprime y es que sus obras tienen un aliento propio y respiran para quien las mira, contempla y observa.

La figura humana es su gran debilidad aun así sus cuadros incluyen todo tipo de temáticas donde los detalles de Menorca están presentes en cada uno de ellos. Resalta que "inconscientemente pinto figuras conocidas y cercanas aunque no lo busque". Asimismo, explica que la habitación donde da rienda suelta a su inspiración está arropada por espejos a través de los que se ve y puede dar forma a su creación.

Cuando Carballo deja el pincel para observar cuánto ha creado ve reflejado en sus cuadros a todas aquellas personas que han contribuido a que la pintura forme parte de su existencia.