Ilusión. Carol coloca algunas de las prendas expuestas en el interior de su tienda en Maó - Gemma Andreu

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"El trabajo no me asusta. Con mi tienda lo único que puedo perder es mi casa (pausa meditativa). Y si es así, pues empezaré de cero. El tema material no me preocupa demasiado. Quiero vivir y trabajar porque es algo que me llena y me gusta". Así de categórica y decidida se expresa Carol Carreras Vinent, quien a sus 37 años y después de agotar el paro el año pasado, dio un paso al frente y se hizo cargo hace seis meses de la tienda Benetton de la plaza del Carmen número 17 de Maó.

Carol está graduada en relaciones públicas y comunicación, posee dos masters en prevención de riesgos laborales y actualmente estudia derecho a través de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Su carrera profesional siempre ha estado ligada a la formación de personas desempleadas como coordinadora de los cursos para parados, empresas y trabajadores que ofrece el Instituto de Formación y Estudios Sociales (IFES), la fundación del sindicato UGT para el empleo que en Balears colabora con el SOIB, el Govern y los ayuntamientos. Sin embargo, la crisis y la disminución de las subvenciones públicas para formación ha reducido de un tiempo a esta parte el número de cursos y con él, el trabajo de Carol. Sus contratos siempre han sido de obra y servicio, pero le permitían obtener un ingreso estable durante diez meses al año. "En verano, en los meses de julio y agosto, me apuntaba al paro. El problema es que a partir de 2010, estaba más tiempo parada que trabajando y no me aseguraban que volverían a cogerme".

Desesperada
Pronto empezó a hacer números. Está soltera, pero con sus ingresos debe hacer frente a una hipoteca. En verano de 2011 dijo basta. Veía que de seguir así no cotizaría lo suficiente y desesperada decidió que no podía esperar a que alguien le ofreciera un empleo sino que debía ser ella misma quien tomara las riendas de su vida y pensó en abrir una tienda. Meses antes había ayudado a su hermano pequeño a montar el escaparate de una tienda de moda que acababa de inaugurar. "Me pasaba muchas horas con él siempre me ha gustado estar en contacto con el público. A los 16 años empecé en un comercio de Maó y me dedicaba a él en cuerpo y alma, cosa que siempre he hecho con todos los trabajos que he tenido", relata. Carol tiene cuatro hermanos y una hermana, y tres de ellos ya saben lo que es abrir un negocio. Confiesa que tras agotar el paro, su estado anímico era pésimo, sin trabajo y sin expectativas. Su familia se convirtió en un refugio, en un asidero. "Me animaron a montar algo. El apoyo familiar siempre ha sido muy importante para mí. Pensamos en cosas que hacían falta en Menorca y que yo podría ofrecer", comenta. Buscó franquicias a través de internet y pensó abrir una tienda en el puerto de Maó.

La oportunidad de Benetton

Un día, una prima le comentó que la tienda Benetton de Maó donde trabajaba se traspasaba. La franquicia ya estaba montada y sólo debía continuar con el negocio. No lo dudó, tras hablar con la responsable, se dirigió al servicio de emprendedores del Consell. "Biel Mercadal me hizo un plan de empresa. Es genial que exista este tipo de servicios gratuitos para ayudar a gente que quiere crear su propio negocio. Lo recomiendo", comenta. Con su plan debajo del brazo, llegó a la Caixa, entidad bancaria donde tenía la hipoteca. El escollo más difícil, la financiación. "Pedro, el director fue mi salvación. Me puso todas las facilidades y además me dio muy buenos consejos", resalta. Carol puso todo su empeño, estaba decidida y logró un préstamo de 45.000 euros.

"Mi mente está ocupada"

La vida comenzó a mostrarle su lado bueno. El 2 de noviembre de 2011 el IFES la contrató para coordinar nuevos cursos y en diciembre abrió la tienda. Su estado anímico cambió. "Mi mente por fin estaba ocupada en muchas cosas. Ahora por la mañana trabajo en el IFES. Sigo con mi trabajo de siempre cuando me llaman porque es el que me hace feliz, es mi vida, mi vocación; organizar, tratar con la gente, ofrecerle la formación que necesita. Por las tardes trabajo en la tienda y por las mañanas lo hace mi prima. En verano se terminarán de nuevo los cursos y me dedicará plenamente a mi negocio", explica.

Carol apenas tiene una hora para comer "poner la lavadora y arreglar un poco la casa", pero se muestra ilusionada con esta nueva etapa. Como hija de una familia numerosa esta acostumbrada a luchar y a no tener demasiados caprichos. De momento, afirma que las ventas "van bien", dan para pagar facturas. "No me da pérdidas, el problema surgirá cuando pierda el ingreso del IFES. Además, ahora soy autónoma y ya no tengo paro", reflexiona.

Relata que ya cuenta con clientes fijos y que los turistas son asiduos compradores. "Benetton es una marca internacional y la gente la conoce. Muchos creen que sus prendas salen caras, pero tengo que decir que en mi tienda no tengo nada de 50 euros y además ofreces la garantía de una marca de calidad", explica. La vida de Carol ha cambiado, su sacrificio y esfuerzo en pos de un objetivo ha dado sus frutos. Su dedicación es plena. "Sé que esto funcionará. Haré todo lo posible. Se hacen muchos números, pero el trabajo no me asusta Ya no sirve aquello de ser empleado. Ahora uno mismo debe crear su propio negocio", remarca. "Animo a la gente a que busque financiación para su proyecto, porque puede salir adelante", concluye.