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Autoficha
Nací en Barcelona un 10 de marzo de 1958. Toda mi trayectoria profesional ha sido en el campo de la medicina alternativa. He estudiado nutrición, oligoterapía… homeopatía y tengo un máster en medicina tradicional de occidente. También escribo libros de contenido simbólico y estoy muy vinculada a Menorca desde hace muchos años gracias a buenos amigos.

¿Cómo se inicia en el mundo de la medicina alternativa?
Mi experiencia hospitalaria no fue muy gratificante, y eso me llevó a buscar. Así empecé un camino que todavía no ha terminado y espero que no termine. El proceso de formación ha sido una búsqueda personal en la que una cosa te va llevando a la otra; te surgen preguntas y buscas respuestas. Desde un punto de vista simbólico, uno busca por apartados y al final, como si se tratara de un puzzle, todo se monta. Y así un día aparece una comprensión más amplia de lo que es el ser humano en realidad.

¿Cómo explicaría en qué consiste concretamente la homeopatía spagyrica que practica?
Es una medicina tradicional, y ello significa que toda su estructura está basada en la observación de la naturaleza como un ejemplo de observación completo en sí mismo. Nada está fuera de la naturaleza, y estudiando su forma exterior podemos hacer una analogía y correspondencia con absolutamente todos los aspectos del ser humano. La ventaja que tiene es que no varía, no es una teoría de alguien que se pone de moda, es algo que es, será y ha sido.

¿Por qué no le gusta la etiqueta de medicina alternativa?
No me gusta la palabra alternativa, pero es la que hay. Somos un poco como los de segunda y cuesta que se nos entienda. Pero he de decir que la percepción que se va teniendo con los años está mejorando. La verdad es que la medicina solo es una.

La gente es todavía un poco escéptica con este tipo de materias...
Por suerte o por desgracia, diría que más por desgracia, las personas aprendemos a través del dolor y no de la alegría. Muchos llegamos a esto cuando hemos tenido que pasar por circunstancias que nos han hecho daño y no han resuelto nuestro problema. Mucha gente despierta a esto a través de esa vía. También es verdad que hay un grupo de personas que espontáneamente entienden de una manera casi un poco intuitiva que no vamos bien y necesitan volver un poco a los paradigmas de la naturaleza, porque es algo que llevamos dentro. Cuanto más alejados estemos de la naturaleza peor nos vamos a encontrar.

Pero en una sociedad cada vez más tecnificada, ¿cómo os sentís yendo contracorriente?
Todo lo científico tiene una característica, sin que ello sea una crítica peyorativa, y es que observa el comportamiento de una parte aislándola del todo. En el momento que hace eso conoce una parte pero no su influencia en el todo, y eso nos lleva a encontrar verdades relativas. Están muy bien la tecnología y los avances científicos, pero luego tiene que haber otra parte de la humanidad que llame a la puerta para poderlo integrar.

¿Vamos entonces por mal camino?
Vamos por un camino desequilibrado. En realidad creo que tendrían que armonizarse las dos tendencias.